sábado, 8 de junio de 2013

a mi hermana, la que mira

Esta noche estoy con los ojos abiertos como Mister Bean en esa película que os gusta y que nosotros no acabamos de entender, sois más anglos, eso seguro.
 
Pienso en tu número redondito y me arrepiento de ser cruel a veces, cuando te cuento cómo se me caen los puestos de palomitas. Por si tú te lo has creído, no me hagas caso, bonita. No es exactamente así, como te lo digo. Lo que pasa es que tú me escuchas como nadie y no hablo de Paciencia, que es veneración lo que le debemos. Hablo de que tú me vas por delante y me has enseñado cómo bailar esta vida de familia y de hijos. Aunque seas pequeña, y creas que solo miras.
 
Los puestos de palomitas siguen en pie, aunque nos duela la espalda y el corazoncito. Aunque ya no sepamos por dónde atajar el cansancio y los quilos. Aunque se nos hagan mayores todos alrededor y nos parezca que se ha perdido un poco de vista lo que al principio queríamos. Cada una lo suyo.
 
Y en los puestos de palomitas de ahora, mi hermana, aunque se las hayan comido todas, estallan aquellas hortensias blancas de entonces y es cuando se  empieza a entender tanto tiempo invertido en chucherías. Ahora empieza lo bueno, la verdad verdadera. El sentido.
 
Tú ya lo sabes. Tú más.
Te estoy esperando.
Felicidades, te quiero.

sábado, 2 de marzo de 2013

post mudado

Ya sé, por experiencia más que por la máxima (S. Ignacio de Loyola, fue) que en tiempo de tribulaciones no hay que hacer mudanza, o algo así. Pero como en mi memoria no quedan grabados mas que los datos que me permirten sobrevivir, cometí, una vez más, el mismo fallo... y van unos cuantos mil. Tal vez no tan grave, léase hasta el final.
 
Podría haber empezado diciendo que las canas se estaban apoderando de mi cabeza, que no de mí. Podría haber empezado diciendo que por esas carambolas genéticas me había tocado el lujo de llegar a mi edad sin que ni un pequeño retoque de color me hubiera rozado siquiera el pelo, cosa que ahora veo que no agradecí.
 
El caso es que un día de estos de lluvia y viento pertinaz pensé que estaría la pelu vacía y sin pensarlo dos veces me fui. Estaba vacía, sí. Una pelu de barrio. Le cuento el rollo, le digo que es mi primera vez. A ella le encanta la mudanza primera y me dice que es oficiala, peluquera de pedigrí. Me oigo a mí misma decirle que me fío. Qué mentirosa, ay.
 
El proceso me pareció bastante simple, reconozco que se lo retransmití a una de mis hermanas por guasap, sin duda una necesidad de aliviar tensión y compartir. Ya está: me vi unas cosas bastante amarillas, ¿o naranja?, repartidas por ahí, pero no pasa nada, al matizarlo (¿matizarlo?) desapareceran.
 
Llevo días, como tanta gente, leyendo noticias, artículos de opinión, blogs. Escuchando conversaciones y hablando con gente, unos con "las gafas de la fe" y otros no, sobre la renuncia del Papa. Aunque llenos de agradecimiento y esperanza, días de tribulación. Las cosas que me preocupan, "una serie", dos o tres, aunque quiero pensar que irán saliendo, me tienen atribulada también.
 
El jueves por la noche mi héroe me invitó, para estrenar mis no canas, a una Lutherapia. Y ayer por la noche, en una reunión de matrimonios con un sacerdote, hablamos largo y tendido del Papa, también.
 
De las tres experiencias concluyo que aun en medio de tormentas uno se puede reír, aclarar sus dudas, mudar, pasarlo bien, ser libre y decidir. Nada hay tan definitivo, ni tan tremendo, ni tan irresoluble. Incluso mi pelo calabaza tiene remedio, vamos, seguro que sí.
 
 
 
 
 

jueves, 24 de enero de 2013

post incomprensible que me ha salido así

 
Entré como siempre a por una cosa muy china y nada más traspasar la puerta los vi. Me miraban agrupaditos en dos ramilletes con celofán. Pasé de largo, rauda, pero al llegar de vuelta a la caja estaba Liu. Ha tenido un nieto hace pocos días y aunque nos entendemos con dificultad, hablamos de lo rápido que crecen los niños y de que la vida es muy corta para los que la miran pasar.
 
Encontraba la casa un poco vacía desde que despedí, no hace tanto, a los adornos de Navidad. Les suelo dar unos once meses de vacaciones, como todo el mundo, ¿no?. 
 
Eso, un poco vacía. Me los traje aquí. Los tulipanes blancos para celebrar que ha nacido el nieto de Liu.