sábado, 24 de noviembre de 2012

creo que quiero ser Babette

No entiendo qué debía estar haciendo en 1987. O sí. Pero me hubiera ayudado mucho entonces ver "El festín de Babette". O no. Tal vez mi paladar no hubiera podido saborear, ni menos aún digerir, el menú de esta obra de arte sencilla, elegante y tierna. Tal vez hubiera salido del cine demasiado removida por la humildad y generosidad calladas y desbordantes de Babette. Por el sacrificio adusto y silencioso de Martina y Filippa, por la tosquedad de los habitantes de la aldea, por su cerrazón y su puritanismo, por sus obras de caridad cotidianas.
 
Ayer despegué desde un rincón perdido de Dinamarca al mundo inmenso y bello de lo pequeño. El vuelo fue lento, al ritmo que me piden esos veinticinco años después. Y disfruté de cada cuellecito de encaje, de cada plato de sopa y cada vela, de cada sombra y cada luz... Y me senté a la mesa después, creyéndome comensal que no vestía de negro. Pero sí. Porque me entraron ganas de cantar aleluyas y a la vez temí que semejante canto -¿dónde acaban los sentidos del cuerpo y empiezan los del alma?- quebrantara alguna ley tan oscura como mi atuendo.

La conversión y la gracia llegaron también lentamente, en gestos pequeños pero transfigurados. La cena de Babette, el banquete, cambia a quien lo prueba. Por eso creo que quiero ser Babette.
 
 

jueves, 15 de noviembre de 2012

amores pelmas

 
Me acuso, me acuso. Te he dado la espalda, te he dejado para un postre que no llega. Sigues ahí mirándome con esa cara azul y plana. Antes tenías vida, me llamabas con susurros, a veces de noche. Ahora te huyo como quien escapa del deber no cumplido; te aparto, me molestas. Sé que me pides palabras y no puedo darlas. No pasa nada, pero tú te empeñas.
 
Los amores son raros, necesitan tiempo y tú me urges. Tu ritmo no es el mío ahora. Me escondo porque no quiero contarte mentiras, sé que si vengo me harás vomitar verdades verdaderas que no quiero contarte, tampoco. Y tú sigues ahí mirándome.
 
Eres un amor muy pelma. Eres un amor exigente. Venga ya, hombre, dame más tregua.

lunes, 17 de septiembre de 2012

nada


 
 
Reiros si queréis pero aún no he aterrizado. ¿Cómo lo explico? Nada mas volver empiezan en casa y alrededores una serie de cumples y santos que nos tienen distraídos más de una semana. Gracias. Después hay que lavar bien las toallas, que no hay manera de que vuelvan en si después de tanta sal y agua, deshacer bolsas y maletas, titos varios que ya no recuerdan dónde estaban, reponer alguna que otra baja, recados varios y zarandajas... Y este año, por si nos aburríamos, han llegado las cabañas. ¿Y qué son las cabañas?, os preguntaréis sin duda. En un tris he estado de quedarme para siempre, o para una buena temporada, allí donde pasa mi verano hortera. Por lo menos hasta que pasaran las cabañas. Soñaba, soñaba de soñar con que me quedaba. Y me quedaba sola, qué cosa, para leer lo que no he leído en más de dos meses, para comer solo fruta y bocatas, para bañarme con calma, sin que nadie me reclamara para decirme mira cómo me sale el pino o lanzarme sin avisar la pelota de playa. Y descansar de junio y de mayo y de todo... he estado muy, pero que muy tentada. Pero no ha podido ser esta vez, me tuve que venir porque había que ir a las cabañas.
 
Y de allí vengo, esta misma noche llego, agotada. Mañana a lavar otra vez las toallas. Y así, como comprenderéis, no estoy yo para nada. Ahora un día de estos que me anime y me salga, os cuento más cosas y si queréis lo de las cabañas. Os he leído casi en silencio, seguís siendo lo más de lo mejor de cada casa. Este verano el tiempo nos ha regalado mucho tiempo. Qué bien que no hayamos hecho nada. Si no llega a ser por las cabañas...

viernes, 6 de julio de 2012

todo es vida

Pasaba por aquí para recoger unas cosas y en la lista de "pendiente" ponía: despedirme de los verbos, sin falta. Pues hala, a ello, que me gusta a mí tachar a lápiz las cosas pendientes de las listas...

Ya sabéis los que pasáis por aquí de vez en cuando, que más o menos por estas fechas me despido. Porque me voy al verano hortera, es sabido, y es sabido también que son merecidísimas mis vacaciones, sobre todo porque empiezan donde acaba junio. 

Porque sé que habrá quien se pregunte cómo acabaron las cosas típicas de final de curso, os cuento que las calabazas fueron mínimas, que este año celebramos, recibimos visitas de todo aquel que quiera felicitarnos, aceptamos regalos... estamos que no cabemos de alegría.

Que no se me olvide coger el cenicero de playa, el sombrero, la camisola trampantojo, éste libro y éste. Y a ver si vuelvo a engancharme a la lectura, que este invierno he mermado mucho. Me recomendaron esta crema, igual me vuelvo un poco visible. El color de uñas lo compartiré con mis hijas.

Ha sido un año pochito, pero ha sido bueno, todo es vida. Este verano el mar nos llama de nuevo, algo querrá decirnos. Os deseo como siempre tiempo, del que acaricia y cuida. Nos vemos en breves, os echaré de menos seguro. Ojo al dato, os quiero.

martes, 19 de junio de 2012

miércoles, 13 de junio de 2012

básicos 2

"Por otro lado resurge en varios lugares una forma de neoliberalismo capitalista que subordina la persona humana y condiciona el desarrollo de los pueblos a las fuerzas ciegas del mercado, gravando desde sus centros de poder a los países menos favorecidos con cargas insoportables. Así en ocasiones, se imponen a las naciones, como condiciones para recibir nuevas ayudas, programas económicos insostenibles. De este modo se asiste en el concierto de las naciones al enriquecimiento de unos pocos a costa del empobrecimiento creciente de muchos, de forma que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres."

Omito el autor y lo dejo a vuestra reflexión.

jueves, 7 de junio de 2012

sobras, restos y manías



Como en la nevera quedan esos restitos los vamos a aprovechar. Siempre hay alguien que los encuentra deliciosos. Yo no. Primero hay que hacer presión para acabar el día que se estrena. Con el poco o mucho éxito que se obtiene se empiezan a colocar en un plato de entretiempo, para la noche, a ver si cuela. Después llega el taper: éste no, uno más pequeño, o más grande, cada vez calculo mejor. Allí reposan uno o dos días, hasta que de repente alguien no viene a comer, echo mano de ellos y solucionan la comida, otra vez.

Qué distinta la sensación a la del día de la compra. Si queda un taper sospechoso lo tiro con menos miramiento. Casi todo es nuevo, orden y limpieza, en el frigo y la despensa. Dan ganas también de ordenar los cajones del baño, los estantes de libros, sacar los rellenos de los almohadones y volverlos a llenar... es un furor lo que me entra. Parecido al que siento cuando tengo unos zapatos nuevos; imposible estrenarlos sin ordenar y limpiar los demás. Una cosa rarita, la verdad.

A veces, en la despensa, da tiempo de ordenar, separar por caducidades, merchandaising del hogar. Aunque este cliente es difícil de engañar. Si hay algo nuevo y mejor al fondo lo encontrarán. Seguro que lo encontrarán. Qué sé yo: una bolsa de patatas sin pinza ni nada, por estrenar. Los clientes saben que ésa es la mejor para aperitivear. Una caja de cereales nuevecita, con su cajita y tal; los clientes saben que es ésa la que tomaran para desayunar y dejaran la empezada por si alguien que viene detrás prefiere el sabor de lo conocido y no la novedad.

En resumen, aunque ahora no acabo de centrar la teoría - dado el mes que corre se me va a perdonar- la dejo aquí perfilada para que se compruebe si falla algo en el planteamiento o es que los restos, las sobras y las manías son difíciles de gestionar.

lunes, 28 de mayo de 2012

junio



No quería. Este año no quería protestar. Porque si uno protesta  lo hace crónico, y ya no hay manera luego de echarse atrás. Pero me puede la evidencia, la inminencia, la consciencia... junio está en la puerta de casa empujando para entrar.

Viene más cargado que nunca, no sé cómo puede pasar pero cuánto más se necesitan vacaciones más pesadito se pone, más difícil de superar. Helo, helo ahí horripilante, mira qué bruto y qué pegajoso, como un exasperante animal. Hay que remontar evaluaciones imposibles, hay que quedarse en casa sin parar, hay que desquiciarse con la pelotita, hay que consolar, reñir, animar, perder los papeles, llorar, contar y recontar los días que quedan, venga, venga, hay que flipar, tanta pena y tanta angustia para luego estar sin hacer ná.

Hay que intentar acortar las meriendas que pretenden durar casi la tarde entera. Pero también hay que salir a comprar, hacer la comida, la cena. Hay que abrir las ventanas y volverlas a cerrar. Hay que pasar este calor que sale de dentro y viene de fuera, por delante, por detrás.

Es un horror, oiga. Cada año pienso que no lo voy a aguantar. Pero éste... ay éste, tengo un plan de fuga y todo. Como se ponga la cosa muy fea me las voy a pirar.

Tranquilas las masas que me leen. Es una forma de hablar. No necesito compasiones ni ánimos, en esto seguimos igual. Es que tenía que decirlo, por lealtad.


Muypostscriptum o ya se diría postdata: escriba cien veces "helo ahí", sin tilde. Así.

jueves, 10 de mayo de 2012

botellón



Me cuentan, porque me lo cuentan a veces, de lo que van. El otro día vimos un reportaje sobre un macrobotellón. Nos levantamos de la mesa para pasar juntos la impresión. Alguien dijo, ¿pero los padres no saben qué es? y si lo saben ¿por qué les dejan ir?. Amigo, ése es el quid.

¿Que se queden en casa ésos viernes y vayan desconectándose de las borracheras de tantos de su edad? ¿Sufrir porque se van quedando solos, desmarcándose de planes que cada vez se repiten más? ¿Revisarles por si les han prestado un carnet de identidad? ¿Otro tipo de incursiones penadas por la conciencia que duda? Pues de momento sí. Cuanto más maduros sean para enfrentar enfermedades, mejor. Más defensas tendrán.

Ya sé que no es verdad que sean "todos", lo sé. Yo también lo usé. Pero tiene que haber, debe haberla, gente que en una copa, o dos, busque solo unas risas con los amigos y pasárselo bien. Hay quien solo en la melopea encuentra diversión, da igual cómo y dónde y con quién. Sé que cuestan más tres copas sentados que tres fines de semana tirados por los bancos y escondidos de los pocos guardias que controlan la noche y el alcohol.

No puedo comulgar con otros padres que piensan que es un sarampión y hay que pasarlo, porque en este sarampión se juegan algo más que los cuatro granitos que por otra parte ya tienen y no son cuatro sino unos cien. Dicen que al crecer un poco pasan ya de tanto beber y hacen planes más tranquilos. Y ¿cómo llegan de maltrechos?, ¿cuál es el antibiótico capaz de curar una infección que les debilita desde los quince, los dieciséis?

No pasarán. Me da igual que la cuerda de la que estiro se rompa un poco por ahi. A estas alturas sé que todo puede recomponerse, solo hay que esperar. Voy a tener más paciencia, a fortalecer los músculos de los brazos y del amor que exige y lleva tiempo y charla tras charla, que sea lazo que les permita volar alto y soñar. Quiero que tengan su edad, que nadie, que nada se la arrebate.  

A mí sarampión. Y que Dios me ayude, por favor.

PS: he sido discreta en la imagen. Si alguien se siente atraído por la cruda realidad no tiene más que buscar.

sábado, 5 de mayo de 2012

alergias primaverales



No es el polen ni las gramíneas lo que me altera a mí.  Lo siento de verdad por los usuarios alérgicos pero hay efectos estacionales también difíciles de sobrellevar:

Las jovenzuelas que gritando por la calle hablan sin ningún pudor sobre sus periodos y sus biquinis.
Las novias que en las terrazas comentan la depilación con sus novios.
Las deportivas sin calcetines que destilan pestilencias en el autobús.
Los calcetinitos ésos cortos y de media que se ven por debajo del pantalón.
El anuncio de kh7.
Los probadores rebosantes de hormonas.
Los empeñados en mantener las flores de plástico en las consultas.
Los escaparates de las farmacias convertidos en charlatanes de barritas y brebajes engañosos.
La playa llena de turistas en ropa interior.
La manta de algodón que unos días no llega y otros se pasa.

Es mucha la incompatibilidad entre lo que se nos pide y lo que el cuerpo reclama; los abuelitos quieren pasear, los adultos descansar, los adolescentes enamorarse y los niños jugar. Pero los abuelitos están peor de la artrosis, los adultos tienen que trabajar más, los adolescentes no deben distraerse en la recta final y los niños... los niños están en las consultas de los alergólogos, estornudando por culpa del polvo de las flores de plástico, de las conversaciones de depilaciones y barritas para no engordar, los calcetinitos ésos y todo lo demás.  

lunes, 2 de abril de 2012

...


No puedo contaros casi nada más. Un paréntesis de unos días para parar. Pido para todos que sea posible una Pascua plena. Hay años y años, y este año necesito descansar. Gracias a todos, por mirar.


viernes, 30 de marzo de 2012

entrada patrocinada por...


O he tocado algo que no era o ahora vemos en el blog, a la derecha y al margen, el fatídico y naranja cupón. Uno de ésos con el aspa de cierre bien difícil de cliquear. Hale, para fastidiar.

Mira si me da rabia que me quita las ganas de bloguear. Es que es abrir y me aparece, ¿os pasa a todos igual?. No lo encuentro normal, seguro que estoy patrocinando algo. Me parece de un intrusismo bestial. ¿A quién han pedido permiso?. Creía yo que en el espacio intersideral tenía una casa limpia y ordenada para gente de buen querer, sin monetizaciones previstas, todo gratis et amore porque yo lo valgo y mis amigos también.  Pues no, aquí me han colocado un cupón que me recuerda cosas que no quiero, como son: loterias de tipo variado, papelitos que se pegan en un cartón, el súper que dice que te regala una plancha y luego resulta que no, boletitos para meriendas, boletitos para volver a comprar un montón pero que sea en leche o en lo que menos venden o en lo que va a caducar, aceite de oliva en la gasolinera, puntos para renovar... un micromundo cuponil en el me niego a entrar. Me niego a entrar pero me lo han colado, ya ves tú.

Ya sé que casi todo es virtual, y que el espacio es de todos y tal, pero que yo sepa para sobrevolar mi casa, y más a esa altura, por lo menos habrá que avisar. Es posible que viniera explicado en una subtecla de un subcontrato que algún día firmé por esa terrible y práctica costumbre de apretar a "siguiente" sin leer. No sé.

martes, 20 de marzo de 2012

compro piernas, vendo años



Después de unos treinta años sin ponerme los esquís hemos pasado unos días en familia en la nieve... bueno, en la montañas del Pirineu. ¿Cómo narrar tantas sensaciones, a ver?

Diré que iba en plan humilde, de un humilde basado en la pura realidad. En mis planes estaba solo el acompañar a una de nuestras hijas que no quería ni oír hablar por un mal recuerdo de frío y miedo en alguna lejana y escolar ocasión. Nada más.

Soñaba con la terraza o la chimenea, el e-book de Reyes por estrenar, mis pitillines, la soledad, que me hicieran la comida y descansar. Pero héte aquí que me ví enfundada en unas botas de a veinte quilos cada una en el minuto tres,  con unos esquís tan cortos como para un niño de ocho años y un Alex negro como un tizón que me dijo: "no es lo importante la edad, esto es como montar en bicicleta, no hay más". Vale, ahí me piqué y me salió la vena "si tú supieras cómo montaba en bici yo...". Claro, sí, sí, "aba" era el tiempo adecuado y mis piernas demostraron una memoria de pez. O de elefante, no sé.

Mi conclusión, por no contaros un tostón, es que la rodilla derecha mía, aquella que creía tener, se ha convertido en inexistente, se ha olvidado de obedecer. El resto de mi cuerpo, incluso aquellas partes que ya no recordaba tener, no es aliado sino enemigo al que vencer, capaz de dolores ignotos. El paracetamol droga de gramo en gramo y si algún resto de mis años mozos había en el fondo de mi yo fanfarrón se acabaron al decirme el Alex aquello de: "tu estilo es antiguo, ya no se esquía así". En fin.

Por lo demás muy bien todo, lo hemos pasado genial. Ha sido un finde de mucha consciencia, corpórea en lo personal y cual piña en lo familiar. Cuando consiga asimilar todas las partes de mi cuerpo que me pueden llegar a doler me pongo con lo de escribir de otras cosas.



No lo encuentro nada antiguo, la verdad.

sábado, 10 de marzo de 2012

la fuerza de la alegría



Mira que a veces hago fuerza yo para que no me domine la pantalla, para dar cancha a mi otro yo crítico, racional, y busco pegas y pegas... pues mientras duró la peli no. Me llevó por donde quiso, ola tras ola de emoción. Solo en un brevísmo momento me escapé de la butaca, sin mucha convicción.

Llegué, como Driss, a olvidar la tetraplejia de Philippe para sumergirme en su historia de amistad. Actorazo François Cluzet -lo recordamos en "Pequeñas mentiras sin importancia"- y personaje inolvidable el que interpreta Omar Sy.  Bailé solo con la cabeza, como el protagonista,  me reí del verbo reír, sufrí y lloré... lloré. ¿Qué más se le puede pedir a una peli? ¿Música?, la tiene también.

Después, en el rato de insomnio que correspondía ayer, rebobiné. Sobraba aquello, lo otro también. Y otras preguntas sin respuesta como: ¿de dónde sale el amor en alguien que no lo ha recibido?, ¿cuál es la fuerza que mueve  la alegría?, ¿tiene un negro ex presidiario el alma más blanca que yo?.

Como conclusión esta mañana escribo el post y lo expongo al dominio público. Esta película es de las que remueven por dentro y no sirve de nada decir que las críticas no eran tan buenas y que en el cine la vida es drama y comedia y se vale reír.

jueves, 8 de marzo de 2012

la mujer que trabaja y la que no


He probado las dos cosas, ésas que llaman distintas porque en una a final de mes te pagan con un talón. He tenido jefas y jefes, trabajadores y no. He sido un poco "jefa" y han trabajado más que yo los que tenía a mi cargo. Conozco amas de casa que no dan un palo al agua y otras que se exprimen hasta la extenuación. Sé de quien cobra mucho por trabajar poco y de quien se deja los ojos y las manos por tres pesetas o por ninguna, también.  

Y sí, vale que hubo que luchar en Occidente para que a la mujer, ese ente-cosa-extraña-inverosímil, se le reconocieran  sus  derechos, es verdad. Aquellas sufragistas, ay, cuánto aún que agradecerles, lo siento, me acuerdo irremediablemente de Mary Poppins, qué le vamos a hacer. Pero que hoy en día se siga reivindicando, que no es otra cosa, el día de la mujer trabajadora como si el hecho de hacerlo fuera de casa fuera algo peculiar, como si la independencia económica -¿por qué tanto empeño, en todo y para todo, en no depender?- fuera el nuevo dios-salvoconducto-tabla de salvación de todos los males que nos aquejan... pues mire usted, no.

Déjate de rollos, digo yo que habrá que aplicarse en trabajar mejor.  Y dicho lo dicho me quedo dudando si titular el post "haciendo amigas". No es mi intención.

Y como quería poner una imagen busqué "mujer que trabaja" y además de otras inoportunidades mira, mira por dónde lo que me salió:





domingo, 19 de febrero de 2012

bares, qué lugares


Uno de esos de hace más de treinta años, mantenido con devoción. La barra, las tapas primero, el café y las copas después. Hoy, además, música en directo. Un público heterogéneo y normal. Muchos clientes fijos, otros remember y tal. Gente de edades cercanas, fauna variada a la que mirar, qué placer sin disimulo. Aquellos cuatro de espaldas, más que cincuentones ya, qué solos y qué compañía entre ellos. Más allá el dueño y una mujer; se nota, lo viven, quieren silencio. Me abstraigo en la caja de sonidos que mezcla música, palabras, ecos y risas, ¿qué has dicho?, te había entendido mal.

Estas amigas de aquí se han puesto muy guapas, están muy cerca y escucho "psiquiatra" sin parar pero se ríen, jajaja. A la izquierda "no puedo entrar, el correo no me deja". Hay quien se lía un  cigarrito, pero no sale a la calle a fumar. Me  imagino el humo de antaño flotando entre las luces que han bajado y azul. Unos prefieren vaso, otros balón. El  solitario con su cerveza eterna y medio vacía y una bolsa encima de su trozo de local mira raro, creo que ha venido a olvidar. El bajo baila con el instrumento, a cada nota cambia la expresión. A lo suyo, aplausos y cañita que invita la casa, solo en un sitio así los músicos no beben whisky ni gin. La camarera baila levemente, el camarero nos ofrece un pacharán. Venga, otra y nos vamos; es sábado y  mañana Dios dirá.

Qué lugares los bares, no debo ser tan mayor. Algunos estan vivos y contagian a poco que me deje llevar. Me gusta el ambiente, la común conversación. Vuelvo a casa contenta y aunque el letargo es igual me traigo un anuncio de recuperación. Qué calor el amor en un bar.

sábado, 11 de febrero de 2012

hibernar




No hay manera de publicar. No solo es que  no se me ocurra nada, que también. Es que ni mirando al techo, recién pintado esta vez, logro escribir cuatro letras. El efecto del frío es tal vez que tengo más ganas de salir a la calle y volver con las manos heladas. El invierno me produce la misma sensación que a otros  la primavera. Renacer hacia fuera, los músculos tensos, las neuronas  en hibernación, la piel en su temperatura ideal, la tecla quieta.

No hay necesidad de justificar esta nueva pausa musical; no sé cuánto va a durar, de la marmota me fío poco. Mi propósito es disfrutar de este olor a café y zumo de naranja antes de sacar la máquina de coser, poner en marcha proyectos olvidados y salir a pasear. Creo que todo está más vivo y que el rayo de sol cuando escasea y calienta menos, es más. Eso, nada que decir, cuando haya novedad lo cuento. De momento ya está.

Ah, y tengo una colonia nueva, para curiosos Eau au thé vert de l'Occitaine, pura primavera fresca. Genial.

jueves, 2 de febrero de 2012

la manía de preguntarse



Por un defecto de fábrica una se queda tantas veces con dudas. Según la temporada, claro. No hay acontecimiento, noticia, decisión o gesto que no deje colgando un fleco, una pregunta. Según la temporada varios, claro.

Imagina que te pones unos zapatos. Hoy negros, ha sido el caso. Y no en ese momento sino luego, te encuentras mirándolos y pensando si habrá alguna segunda lectura de este hecho tan prosaico.

Escuchas una noticia: mala, claro. Y piensas si no será la forma de contarla lo que te habrá dejado esa sensación de no tener remedio lo que pasa. Y piensas en porqué habrán decidido dar ésa y no otra.

Si no te aprietan la mano al saludarte, si el beso de hoy ha sido sólo rozado, si sus ojos estaban más abiertos que otros días, o más cerrados... nunca lo ves del todo claro. Y más, aún te preguntas más cosas. Qué manía, qué síndrome extraño.

lunes, 30 de enero de 2012

pausa musical




Y sin solución de continuidad, para Marta ;)


domingo, 22 de enero de 2012

el río y los huevos fritos (cuentecillo sobre la generosidad)


Aquella mañana salimos tarde, para no variar. Pero el plan era llegar hasta el nacedero del río y después de mucho andar, y de mucho parar, llegamos cuando ya bajaban los que habían madrugado; no eran muchos pero tenían más piernas que nosotros, dónde va a parar. El camino era estrecho y había que esperar en los recodos a que pasaran los que ya traían en sus ojos la alegría del agua. Animo, nos decían, ya queda poco, podéis. Tras varios conatos de retirada, bajones de fuerzas (ejem), heriditas en las piernas de esas que duelen más que un golpe brutal en fútbol o baloncesto, pero una afición apabullante, mire usted...

Allí estaba, mucho más de lo que aquí parece, mucho más. Detrás y dentro de cada gota había millones de gotas más. Caía blanca, espumosa. De cerca mojaba y recomponía, curaba heridas, daba risa, quitaba el calor. Abundancia, generosidad magnánima, brotaba sin pausa y entre carcajeo y carcajeo del agua daba tiempo a pensar.


Una vez calados hasta lo prudente, o incluso un poco más, decidimos empezar el descenso porque ya subían los que iban a merendar. Aunque habíamos bebido agua del río hacía rato que había pasado la hora de comer.  

En el pueblo más cercano los chicos no quisieron parar por razones políticas, dijeron. Qué se le va a hacer; de momento tiene  mal remedio la cosa, la de mis hijos también. Pero más abajo, en el valle, serían las cuatro o más, los estómagos crujían y las cocinas estaban cerradas; de los bares, porque por allí no había más. Fuimos a parar a uno, ya muy al final, políticamente muy incorrecto. Pero ante la fuerza del hambre en esas edades, bueno, ante la fuerza del hambre en general, preguntamos si tendrían a bien dar comida a los hambrientos y nos dijeros que bien. Nada, unos huevos fritos, no queremos mucho más... Apareció la señora con un imponente bodegón, en el que los huevos eran múltiplos de los que soñaba nuestra imaginación. Debajo de unos había otros, en abundancia similar a la del agua del nacimiento del río y venían con compañía que descubriréis si observáis más de cerca (ay, cómo somos, la foto del río también se puede ampliar...)


Qué pequeños y qué rácanos somos. La naturaleza viva y muerta, los que saben mirar el hambre y la sed de los demás, las ganas de servir, de alimentar... Nunca se da en raciones pequeñas la generosidad.

sábado, 14 de enero de 2012

a ver, P., vamos a ver


Querida hermana:  como no me hacía a la idea de lo que me contabas por teléfono, tal como te dije lo busqué en internet. La búsqueda decía "lupas para ancianos" y en un principio pensé que no podía ser. Al ver la imagen no te imaginaba en semejante posición. Sé que te gustan las labores y que las haces muy bien, pero hija, no te imagino con el artefacto en cuestión.




Además que la señora es mayor que tú de bastante, no te imagino, P. Me va a perdonar la señora de la foto, pero ahora me importas más tú. ¿Cómo es posible, bonita, el que estemos ya en esta situación? De risas decimos "qué ancianidad nos espera", pero es que ya no nos espera, por lo que se ve, o no se ve. No puede ser esto, no puede ser. Por muy pequeñito que sea el pespunte, ¿con las gafillas no lo ves?

Dando vueltas por el mundo virtual éste y sin irme mucho más allá, porque seguro que si me pusiera iban a aparecer como champiñones o más, he encontrado otra cosa, que no sé qué tendrá que ver con las lupas de cuello, pero creo que es para tenerla en cuenta, de verdad. Te mando una imagen por si quieres por tu cumple que es en junio, no sé:



No sé en qué están pensando SSMM, pero si quieres nos vamos a proponer epatar a nuestros compañeros de vida, ya verás. Aunque tengamos que esperar a la Navidad próxima, si Dios quiere, ya verás.


o,



No te preocupes tú, mi vida, que lo vamos a solucionar. 


RECTIFICACION:  puesta al habla con P. me dice que le ha gustado el post. A la hamaca no me dice que no. Pero la lupa no es exactamente ésa, sino otra mucha mejor. La expongo a vuestro criterio; ella dice que al colgar del cuello cual percha lo ve todo mucho mejor. Son maravillosas sus manos, de eso no hay duda, no. Para cotillear haz clic aquí.

martes, 10 de enero de 2012

la magia de la realidad


Hay silencio en casa, me gusta tal como está. Cada uno a lo suyo hasta dentro de un rato; aún hay que adaptar los horarios de sueño, de juego, de dejarse caer en el sofá. Volvemos a nuestras rutinas definidas y claras. Menos mal.

Los colores son más suaves ahora, hay más matiz, menos brillo si quieres pero más tonos dentro del mismo gris. El rojo descansa y se sosiega. La cocina se vuelve domesticable, predecible, y se recoge en un pis pas.

La pantalla se enciende más calmada, todos seguís ahí. Cada uno vive a su manera  y escribe lo que le parece, porque sí. Qué bueno que cada uno tenga su rollo propio, el mío es así. Como decía una amiga que viene a veces: limpita y nada complicada. Qué bueno es empezar lo de siempre. Que sí.


...o ¿qué os creíais?, ¿que la rutina no tiene sus hazañas y sus lances?, ¿eh?...

jueves, 5 de enero de 2012

la Magia Real


He decidido este año ponerme en el lugar de los Magos de Oriente: hay que ver lo que tienen que trabajar. Porque todo es muy bonito, claro, pero antes de que llegue el momento estelar, el de la cabalgata me refiero, antes de ponerse las capas de armiño, las pesadas coronas y turbante, antes de amaestrar a los camellos para que no se espanten por lo duro que resulta el asfalto de mi ciudad... antes de todo esto, tienen mucho que trabajar.

Primero tienen que conocer a los que piden regalos, después tienen que descifar de entre los que les escribimos carta, qué cosas son las que de verdad deseamos y qué cosas ponemos para hacerles la pelota, o para conmover, tipo tengo de todo no necesito nada, este año ha sido complicado pero no me he portado mal. Vaya, que tienen que conocernos bastante y eso no se puede hacer si no trabajan con nosotros de uno en uno, no una semana ni dos. A ver si resulta que llevan meses excrutándonos, meses o años tal vez, y saben más de lo que nos gustaría, a ver. Eso a los mayorcitos, porque a los pequeños no; piden lo que les hacen ilusión y ya. No importa que sean buenos, no es un premio regalar.

No quiero acordarme de la ecobola, pero no lo puedo evitar. Esta vez voy a autocitarme, por una vez no pasa ná. Ante semejante recuerdo y aunque creo a pies juntillas en los tres, ahora mismo voy a escribir una carta diciéndoles de verdad, de verdad, de verdad, lo que no quiero que me traigan mañana. Van a entenderlo porque son Magos, lo que les cuesta un poco más es trabajar.  Pero claro, al ser Magos, igual va y te conocen de un vistazo solo, que todo puede pasar. Esta Magia de la que hoy hablamos es una Magia Real.

lunes, 2 de enero de 2012

la magia de lo virtual


Erase una vez un día de arroz blanco y normalidad. Tras muchos colores volvían a casa el orden y el sosiego, con un punto de pena, también. Descreída, se me acababa la magia al pensar en el mantel de cada día y el menú.

Pero... yo creo, sí creo; yo creo en las hadas. Una me ha llegado por correo, en un sobre pulcro y con olor a madre, cuidadosa y corazón. Tangible y cierta, contra todo pronóstico virtual. La otra, con una noticia de amor y de vida, para el día catorce de este mes. Dos hadas que me han hecho llorar. Las dos han llenado de Navidad mi mantel de diario y el blanco arroz.

He empezado a oir el rumor a lo lejos. Eran muchas las voces y entonaban la misma oración. Gracias por existir, hadas y nubes y madres del más acá.