jueves, 29 de diciembre de 2011

a pelo y a pulso (fruta confitada)



Pienso a veces en la vida a pelo. En Navidad también hay que estudiar, unos más que otros. Me llegan noticias no tan lejanas de gente que trabaja más que nunca. Y se da. Paso por el hospital casi cada día y las luces de la primera planta siguen encendidas, veo los goteros desde la calle.

Alguna tarde, sobre las ocho, en un rato de paz de la que hablan los villancicos, encendemos la hoguera del belén y dejamos caer el agua de la fuente. Qué silencio. Antes de la cena que se multiplica estas noches, o de la salida con prisa de última hora porque falta...

Busco entre el descanso de los blogs amigos y todos estan dormidos, como éste. Sin tiempo ni ganas de escribir, viviendo hacia dentro -intra, al final somos intra- estos días de Navidad que no son solo Nochebuena, porque también está San Esteban, y los Inocentes. Ya se acerca el final del año -viejo, más que viejo- y allá a lo lejos casi veo a los camellos que se acercan; vamos haciendo sitio cerca del Portal.

A veces fallan las fuerzas y no sé si se nota que las tradiciones se van cumpliendo a pulso. Con ellas llega algo de calma, de deber cumplido. Pero me pierdo matices, alguna sonrisa, algún gesto se me escapa; se me olvida mirar a donde quiero. Ayer de postre tomamos, junto con el turrón y los polvorones, la fruta confitada que tanto le gusta a mi padre; calabazate, pera, melocotón, naranja, ciruela. Sobre todo calabazate. Y esa fruta, tan dulce, me ha regalado este año el matiz, el sabor único, la silla para montar, el pulso que se deja vencer.

Adiós 2011, qué viejo te has puesto. Tanto pulso y a pelo no sé si te han sentado bien.

jueves, 22 de diciembre de 2011

ya tengo post


Ayer cumplíó siete años mi sobrina Paz. Su hermana, algo más pequeña, me enseñó el belén que ha ido haciendo en el colegio; por fin  trajo al Niño Jesús. Detrás de la figura de cartulina coloreada por ella leí:

¡qué alegría! ¡qué ilusión!

 

Pensé que ya tenía post. Todas las demás palabras se me quedan demasiado pequeñas o demasiado grandes. Quiero colorear ese pesebre, yo también.  Se valen abrazos, caricias, cocinitas, se vale lo más humano que tengamos a mano. Estamos de muuuuuy enhorabuena. Estamos de ¡menos mal!.

¡Feliz Navidad!

lunes, 19 de diciembre de 2011

desafinado


Allí estaban. Los sabores: dulce, saladito, suave, un poco picante, amargo y alegre. Los ritmos: lentos e incomprensiblemente hermosos y animados en el gesto solo, en un pequeñísimo movimiento de la cabeza. Y la flauta y la voz. La voz. Nos acarició el alma y nos arrimó el verano y la luna. El frío afuera. El gintonic clinqueante y sonreir. Escúchala entera. Escucha el final que acaba  mucho más tenue. Estaba el silencio, casi el silencio. Un concierto con pausa para fumar y helarse. Volver al calorcito, a la bossa nova. Estaban también los colores y las pequeñas nieblas, las concretas. Estaba lo íntimo y lo pequeño. Lo sutil, lo más sutil aún. Creer que es posible. Estábamos nosotros nuevos y nuestros amigos viejos.

En el fondo de su pecho callado, en el pecho de los desafinados también late un corazón.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

el pesebre



Llevo la ventanilla abierta, ya sé que es diciembre. Quiero que me dé el aire; mejor para las ideas, menos opción. Aire. Todo ha sido más lento este año, también el otoño. Recién caídas están aún las hojas. Hay un colegio, un patio. Es la hora del recreo; son los pequeños y juegan. Recogen montones de hojas de la otra esquina y las llevan al extremo que da a la calle, justo a mi izquierda. Nos separa una valla. Saco la cabeza y veo que han acercado bastantes. Pero quieren más, muchas, así. Lo dicen.

Dentro de poco sonará el timbre y volverán a clase. Pienso en cosas que nada tienen que ver con los niños, ni con el recreo, ni con el pesebre de hojas. Ni con lo que me separa de los niños, el recreo, las hojas y el pesebre.

El semáforo se ha puesto verde. Mi mal humor sigue ahí, pero me cuesta menos ignorarlo. Hoy era supino, por cierto.

domingo, 4 de diciembre de 2011

una peli para creérsela


No es que yo quisiera ser Jane Eyre, que es lo que me pasó cuando de -más- joven leí la novela. Fui más consciente anoche de la durísima realidad que hizo que Jane se forjara como alguien fuerte y delicado a un tiempo. Sufrí con las imágenes de su pasado, con los escarnios a los que se vio sometida. Pasé miedo en la niebla. Sonreí solo una vez en toda la película. No tenía motivos. Estaba con ella, con ella, con ella.

Se me hizo larga cuando para Jane el tiempo no pasaba. Oscura cuando a ella no le llegaba la luz. La empujé a seguir dibujando, soñando. Quise sus sueños. Amé a Rochester en su desgracia. No lloré porque para entonces me había contagiado de su firmeza. Me adelanté a su angustia solo antes de que conociera el secreto. La puerta que se cerró para ella retumbó dentro de mí aun sabiendo el final de la historia. Creí en sus ojos.

Perdoné a Rivers porque lo perdonó ella y perdoné al script pese a que Jane viajaba sin maleta. Tuve ganas de vestirme hoy con un cuellecito de encaje sobresaliendo de mi jersey de los 90. Por encima de todo eso salí con una palabra retumbando y repitiendo: integra, integra, integra.

jueves, 24 de noviembre de 2011

personas 2


Pablo tenía los dientes torcidos, usaba calcetines blancos  y con su moto macarra se tumbaba en las curvas. Pablo es cura. Ha bendecido casas, cabezas, frentes, medallas y cruces, ha ido midiendo la nariz de nuestros hijos. Se ha puesto un gorro para hacerles reír y eso no lo olvido.

Pablo tiene depresiones y toma pastillas, dice que son su particular puesta a punto de humanidad débil y herida. Eso y los aparatos para enderezar su dentadura, nunca es tarde si es buena la dicha. Pablo predica con pasión sobre todo cuando habla del Niño; es entonces cuando vuelca toda su capacidad de amar, de emocionar a quien le escucha y su ternura.

Pablo viene todos los años en Navidad, le cantamos el vuelve a casa del turrón y nos riñe. Porque no hemos colgado ese cuadro, porque somos unos dramáticos perdidos... Ahora conduce una motito también macarra pero más vespino y dice que va a llevarse de paquete a alguno de los chicos, que nos está haciendo falta una buena multa.

La sobremesa siempre empieza igual: cómo estáis de viejos todos, cuántos años habéis cumplido este curso. Y dentro de sus relucientes zapatos casi se ven unos calcetines de rayas, o me lo imagino. A él correpondió el honor de romper la primera figura del belén, agitándola se empeñó en que era de plástico. Luce manca desde entonces, todos lo somos un poco.

Pablo sigue siendo un tanto macarra, pero es cura y un buen amigo.

martes, 22 de noviembre de 2011

ejercio natural



Oí el otro día a alguna pseudo periodista recalcitrante en todo que no creía en las nuevas formas de comunicación. Yo tampoco. Pero qué curiosa incoherencia, he decidido descararme con mis muy queridos lectores y declaro que hoy, y solo hoy, es día de besos y abrazos. Se valen piropos. Hoy creo en los mensajes cortos. En realidad también me da risa poner el pulgar hacia arriba o hacia abajo y ser una de las 165.076 fan de señoras que se cruzan la bata antes de decir algo importante. Declaro que me lo paso bien con el blog, que me encantáis vosotros, que le dáis vida, que a veces pocas palabras dicen mucho y que desde aquí se le ve la cara a gente. Os tengo mucho cariño. No voy a justificarme, puedo ser cursi si quiero, qué pasa.

domingo, 20 de noviembre de 2011

post conceptual



Solo quería pasar la página. Gracias.

jueves, 17 de noviembre de 2011

una historia electoral


En aquel pisito sin ascensor y sin persianas, viven Lucía y Manuel con su hijo y Maruja, la abuela.

Ernesto trabaja en un almacén como transportista y entrega medio sueldo a sus padres cada mes. El otro medio lo guarda para independizarse más adelante. Algún día. A Manuel se le acabó el paro hace tiempo, y el subsidio. Se queda en casa cada día y atiende a Maruja que está impedida. Una ambulancia la recoge una vez al mes para llevarla al hospital, son chicos fuertes que pueden bajarla desde el cuarto con una camilla. Lucía trabaja en una casa por las mañanas; limpia, plancha y cuida a otra familia que no es la suya.

Las intrahistorias de esta historia están cosidas con mucha amargura, pero también con mucha risa. Hay que oir a Lucía hablar del sálvame, del csi, y de las películas de malos que tanto les gustan. Cada noche se juntan los cuatro a discutir frente a la tele, la abuela siempre dormida, sobre qué haran cuando las cosas cambien  y arreglen la caldera y cambien la lavadora que se sale sin dar tregua cada vez que echa Lucía el agua caliente en el tambor, porque no llega a la tubería.

Cuando empiezan los espacios electorales bajan el volumen y sacan al pájaro de la jaula en la que está todo el día. Para que vuele, dicen.

lunes, 14 de noviembre de 2011

su cara de cariño


Mari Paz dijo a los niños de su clase de 5 años que describieran a su madre ya que el lunes siguiente habría una reunión y quería saber cómo eran para reconocerlas.

Miguel dijo que su madre era alta, morena y delgada.
Carlos dijo que su madre era baja y un poco gorda.
Luis dijo que su madre era rubia y llevaba gafas.

Cuando le tocó a Alvaro, dudó:
- Mi madre es rubia pero... bueno, la conocerás por su cara de cariño.

Me lo contó la madre de Alvaro cuando le pregunté cómo le iba. Y comprendí a Alvaro, porque mientras me decía cúantas veces tropieza y se levanta su hijo, reconocí en su gesto lo que hace que él, a pesar de todo, tenga fuerza de sobra para seguir adelante. El gesto más poderoso del mundo. 

jueves, 10 de noviembre de 2011

lunes, 7 de noviembre de 2011

a cuestas con la basura

Hoy me ha dado por pensar en la basura. He ido a la caza y captura de imágenes en google porque algo me inspiraba y no sabía qué era. He encontrado material para una serie pero he parado porque no quería dejarme llevar por lo que veía. Lo que quería contar era esto:  

Ni a base de encargos, ni por indicación o ruego, ni súplicas. No por propia iniciativa. Como por encanto disminuye a base de aplastamiento; un rato más hasta la cena, igual cabe el desayuno. La basura no es de nadie, no tiene dueño. ¿A quién le interesa la basura? Total es atar un nudo, abrir la puerta, bajarla al cubo... pero nadie quiere la basura. La basura tiene un punto en que el aplastamiento no sirve y rebosa, te pongas como te pongas rebosa. Está bien, hay que apurar la bolsa, lo comprendo. Pero luego tiene un recorrido, fluye, sigue. No es un ciclo que termina cuando la dejo en la esquina a la espera de que otro ser más comprensivo, servicial y dispuesto decida continuar su camino, ¿sabes?, ese ser no existe. A nadie le gusta la basura.

El hecho de desenrollar otra bolsa, agitarla e hincharla como un globo, una bandera, con olor a limpio, el colocarla en el cubo me parece magnífico. Pero a nadie le gusta la basura. 

Da mucho que pensar lo que tiramos y cómo lo tiramos y quién la tira. Por nuestras basuras nos conocerán, también. Hoy tengo un día amargo, puede que por eso me haya dado por hablar de basura. Otro día hablaré de ratones, que también me apetecía.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

personas 1



Carmen es guapa, gordita e inmensamente rica por lo que ha deducido C. en base al número de televisores  por habitante que hay en su casa. Carmen tiene amigas, pero a veces se ríen de ella cuando aparece vestida de fiesta para ir a merendar al burguer, siempre con bolso, siempre perfecta. Carmen tiene una adaptación curricular, porque no es lista.  Cuando sonríe sus ojos azules iluminan todo el barrio y en los hoyuelos de sus mejillas cabe un mundo entero.

Carmen ha celebrado su cumpleaños y ha invitado a todo el mundo a un planazo en el que no faltaba  nada y que no cuento por no dar envidia a nuestros jóvenes lectores... o a otros. C. nunca había venido tan contenta. Por sumar alicientes se mojaron cual peces en una fuente mientras Carmen sonreía. Lo sé porque he visto fotos.

La madre de Carmen también sonríe, le gusta el fútbol y tiene un marido guapísimo. Otros hijos que son querubines y dos jacuzzis en su casa. Tiene los mismos hoyuelos que su hija.

C. quiere que tengamos muchas teles y los hoyuelos de Carmen. Yo quiero el secreto de su sonrisa. 

sábado, 29 de octubre de 2011

miércoles, 26 de octubre de 2011

su cumpleaños




Me apoyé en la barandilla mientras fumaba. El airecito del mar y la primera noche de otoño hicieron que me temblaran las manos mientras sujetaba el cigarrillo. Eso sería. Estuve sola cinco minutos. ¿Cómo ha pasado todo tan deprisa?.

Dentro mi héroe y nuestro hijo, 18 años. Vuelven a temblarme las manos al escribirlo. Sé que no es ninguna frontera la mayoría de edad, pero para nosotros sí que lo ha sido. Nadie lo entenderá pero habíamos pensado muchas veces en este día. Y también él, estoy segura.

El niño de ojos de miel y mirada esquiva se ha convertido en un joven que anda erguido, mira de frente y ha aprendido a quererse a si mismo. Sabe que querer es también superar los malos ratos. Dice que aún nos necesita.

Este va para ti, mi hermana, su madrina.


domingo, 23 de octubre de 2011

martes, 18 de octubre de 2011

curso de idiomas



Esto es muy difícil, digan lo que digan los manuales.

No sirve de nada aplicar la técnica H. Mejor funcionar por libre y usar las  manos para sujetar fuerte la manguera de incendios. Se intenta que algunas cositas, pocas, sigan un cierto y determinado orden. En lo demás, ay amigo, es cuestión de que la improvisación resulte y que el corazón y la cabeza logren una entente cordiale, en algún caso. Luego está la intuición, que no sabemos de dónde nace ni si aparece siempre pero es algo pequeño que dice: no, ahora no, o sugiere: ahora, entrale ahora. Y sus ojos que hablan un idioma cada mañana, no digamos ya cada noche. Y tú ahí, con tu español de siempre. Traduciendo gestos en chino, caídas de ojos en lituano, llamadas perdidas en árabe, granitos en japonés e inapetencias en tagalo.

Esto es muy difícil, digan lo que digan los manuales.

jueves, 13 de octubre de 2011

palabras sueltas



  • No me gusta escuchar ni decir; complicidad, a medias, cuerpazo, nena, quemado, escape, pavo, alerta, vergüenza, tensión, suspenso, vacío, evento.
  • Y sin embargo me gustan; lágrima, dolor, pena, pequeño, espera, voy, sueño, idea, te quiero, nuestro, vida, colores, orden, fiesta, amigo, lo intento, perdona, blanco, tu cuerpo, confía, aguanta... otra vez espera.
       Puedes decirme las tuyas, solo son palabras sueltas.

lunes, 10 de octubre de 2011

un jamón que llegó en octubre


Llevaba unos días entre brumas metida. Parece que de tanto limpiar se habían condensado en el aire montones de partículas de las que no conseguía entender el orden. Y dale con que no y con que no puedo. Sin ver el cómo ni el por dónde. 

En eso estaba cuando una tarde cualquiera me aparece mi héroe con un jamón de los buenos. Ahora, en octubre, que no viene a cuento, precioso. Y ha sido empezarlo y oye, como que se me vuelven a venir las ganas. 

No es esto una predicación en favor del cerdo, aunque soy partidaria. Es un canto al desorden y a la sorpresa que han venido a calmarme de otras cosas y han conseguido que me ría... y que me diga: sí, esperad, esperad que tengo un jamón en casa y vamos a cortarlo despacito, sin prisa por favor, sin prisa.

No digáis que no, qué cosas nos pasan.

viernes, 23 de septiembre de 2011

sobreescribir



Mi aparatito de radio tiene una función que me costó entender pero creo que he asimilado. Este verano, por ejemplo, he sobreescrito al menos cuatro veces las frecuencias que me interesan.

Sobreescribo a menudo. Cambio la 94.8, es un decir, por la 101.2, si fuera el caso. Y me quedo tan ancha. 

Lo veo claro: sobreescribir me sirve para escuchar lo que quiero. Lo de otro sitio, lo de otro tiempo no vale. Buscando aparece a veces alguna nueva, investigo. Otras se quedan como siempre, mis favoritas; son pocas, cada vez menos.

Y en eso estoy, sobreescribiendo. Una vez que haya limpiado la emisora os escribo más largo; estoy un poco arrepentida por perderme esta frecuencia. Pero a qué apurarse si sé que se queda.

lunes, 19 de septiembre de 2011

básicos 1





Cada deseo que nos habita y que llama a Dios es oración.
Tu deseo es oración. Hay una oración interior que nunca se interrumpe: tus deseos. Entonces, si quieres rezar nunca dejes de desear.

San Agustín, Comentario del Salmo 37

martes, 13 de septiembre de 2011

el verano no se marcha

esto... ummm... bueeeno...

He tenido tiempo pero no se me ocurrió nada para la primera entrada. He visto como empiezan a amarillear las hojas, caliento motores del alma que quiere comunicarse, pero no pasan cosas. El verano no quiere irse de casa. Doy tiempo al tiempo. Todo está bien, poco a poco. Despacio.



martes, 5 de julio de 2011

al tiempo

Lo que mas me gustaría este verano es lo mismo que busque en el ultimo: tiempo. Para regalarlo a los que están conmigo, para mirar como cambian las nubes y para notar como anochece. Tiempo ya no libre sino lleno de poco, de mucho o de nada, pero tiempo consciente.

Os deseo también a vosotros que lo encontréis y sepáis disfrutarlo. Que volvamos crecidos de tiempo.

Me voy aquí al lado, pero no podré mantener el blog abierto ni asiduo. Aunque si que lo mirare de vez en cuando y me paseare también por los vuestros.

Ha llegado el merecido descanso, tanto tanto que no puedo ni poner acentos. Lo he pasado muy bien con vosotros, gracias por lo generosos que habéis sido, con los Verbos... y conmigo.

Si supiera poner una canción seria una que hablara de besos.

lunes, 27 de junio de 2011

no os dije nada porque no cabíamos


No os había contado una cosa: el sábado tuvimos una fiesta en casa. El motivo... deberíais saberlo, ya escribí sobre ello. Por si no los conocéis, os mando una foto de los chicos que cumplían años de matrimonio.


Lo pasamos bien no, lo siguiente. Hubo de todo lo que queríamos: una Misa especial, lagrimitas, emoción, y casi toda la familia.  Algo para picar y copas a gogó. Vals y tarta nostágica. Bailongo, Raffaella Carrá y golpes de melena. Mucha gente joven y menuda y más baile.

También hubo más baile y muchas fotos y risas. Y olía a flores blancas y a alegría. Y una historia de amor que envolvía todo y más baile. Y lirios. Los zapatos aparcados fueron muchos, al principio muy ordenaditos.

Aún me duelen un poco los pies. Pero pronto nos vamos a descansar, vendré a despedirme. Por cierto, los muñecos son los de nuestra tarta de entonces y los años que han pasado veinticinco. 

domingo, 19 de junio de 2011

militancia y pacifismo



Seré concisa: en casa entran mosquitos. Entran por las ventanas y a un tanto por ciento de la población que aquí habita nos gusta que estén abiertas; somos los mismos a quienes no nos pican. ¿Por qué no nos pican?: porque no vivimos obsesionados, porque no militamos, porque un mosquito no es oponente en nuestra vida.

Con el tiempo no solo se han enconado las posturas entre nosotros sino que los insectos han ido dándose cuenta del disenso y se ceban más cada día. Hemos usado todos los métodos conocidos: enchufe con pastillita que al quemarse emana gases mortíferos, enchufe que exhala misteriosa sustancia demoledora, petaquita que emite ligerísimo pitido que ahuyenta a las hembras mosquito, ungüentos asquerosos aplicados en pies, brazos y piernas... También usamos durante una época larga los clásicos spray, en todos sus olores o ausencia de ellos, de todas las marcas, cuyos efectos más vistosos fueron las discusiones que provocaban, más allá de su eficacia, de lejos.  

A cada cambio de producto, a cada giro en la guerra, han surgido detractores y forofos y las consiguientes diatribas de sobremesa en las que se lleva a debate el resultado obtenido, no alcanzando las votaciones  más de un voto por estrategia y producto. Y dentro del disenso los estoicos que piensan que mientras se dé tanta importancia a una pequeña picadura no llegará la paz a nuestra casa.

Lo último que ha entrado en los almacenes militares del acoso y derribo, ha sido la raqueta fulminante; tú, P. sabes lo que digo. Su éxito fue discreto al principio, descreídos como estaban los miembros de la facción militante. Pero ha ido ganando adeptos con el tiempo ya que, bien empleada, los extermina de uno en uno si el que la empuña sabe y puede escalar por encima de camas, mesas y literas.

Esto no supondría ningún cambio en nuestra feliz convivencia si no fuera porque en mitad de la noche se oyen voces que reclaman: un mosquito, dónde está la raqueta... y cinco segundos más tarde, sea la hora que sea, se encienden luces para atraer al bicho y darle caza, mientras que los excépticos y templados, entre los que me encuentro, nos tapamos con la sábana la cabeza a la espera de que termine la cacería. No es broma.

miércoles, 15 de junio de 2011

aria del tomate



Hoy, para empezar a escribir la página siguiente a la de aquel primer día, en la primera página subconsciente al nuevo día he soñado con tomates. Tampoco me extraña. Ya dije que los tomates son fundamentales en mi  vida.

La cosa se resume así; cogía mi cochecillo y me iba a Cataluña (algo tendrán que ver mis amigos bloggeros de la zona). En fin, aunque sueño en colores el viaje no salía. De repente me plantaba en una huerta que tenía adosada la venta del producto (algo tendrá que ver un reportaje que vi sobre los pepinos). Y allí estaba yo de repente, eligiendo tomates, una preciosidad para quitar el sentido. Primero me paré en una caja de frutos deformes y bastante verdes que tanto me gustan; cogí unos cuantos. Suelo hacerlo así porque los escalono y dejo que  maduren en casa, en un sitio que tengo pensado para ellos.

Luego pasé a otros dos cajones; allí eran rojos y reventones, me volví loca. Los cogía con la mano desnuda, eligiendo y amándolos de uno en uno. Cuando llegué al peso el huertano dijo: esta señora tiene buen gusto, ha elegido los mejores. Y los clientes se quedaron mirando, no a mí sino a mis tomates. Me he levantado animada y muy contenta.

lunes, 13 de junio de 2011

intermezzo


Todo fue distinto, desde el principio. Aquellos noviazgos de entonces, aunque largos, no daban para mucho. Nada los hubiera sacado del jardín aquella noche. Por la mañana la piscina y los niños, el coche hacia un avión y una isla.

No hubo lavadora al principio, la colada iba y volvía en autobús. En el baño un solo vaso y dos cepillos, qué raro parecía. Se mezclaban los perfumes de jabón, desde el principio distintos.

Siempre esperando, desde el principio. Las promesas del primer día haciéndose vida cada día. Los viajes; vámonos a ver el mundo, sin maleta, a cualquier hora de cualquier día. Conocerse, en todos los sentidos. Hubo mucho tiempo de intermezzo, mucho.

Un día llegaron ellos, un trío. Hicieron las camas y se quedaron mirándolas como si fueran un nido. Los días se volvieron segundos de colores, diferentes cada día. Y crecer, y crecer y mirarlos con esos ojos tan llenos, tan vacíos.

Siempre esperando, desde el primer día. Desde el principio distinto a como ellos creían.

jueves, 9 de junio de 2011

preludio


Acabo de descubrirlo: no escribo porque carezco de estímulos. Ayer, sin embargo, tuve un día ajetreado. Fuera, en el exterior de mi encierro de este junio académico; él va pasando tan tranquilo. Oh. Mis ojos se posaban ávidos en lo que veían: una sandía, un café, un taller de coches, tengo que pensar si los mecánicos forman parte de algo en mi vida. Aquellos de ayer almorzaron despacio y enseñaron las zapatillas que habían comprado para sus hijos. En otra mesa unos alternativos se fumaron un peta y jugaron luego con los cacharritos ésos; última generación, sin duda.

Fui consciente después de la forma y volumen de mi cuerpo, ante el espejo de una tienda. He dicho. Dos vestidos me cabían, azul marino. El uno monja seglar, el otro enseñando lo que no quería. Decidí recorrer el camino de enmedio y buscar zapatos, que no cambian de talla con los años, qué dicha.

Hay sitios también donde arreglan ropa, casi no lo recordaba; fui con mis hijas en una escapada meteórica entre el tema doce y el trece de sociales y el cuatro y el cinco de inglés, con vocabulario incluido. Qué dominio de alfileres; qué antiguos, Blimunda, los acericos. Una parada en la farmacia; no me puedo quejar hasta que tenga tantas recetas como esta señora que ríe, no puedo.

En casa hay unos señores que son albañiles y estan dejando la terraza como nueva, hoy ya se han ido. Algo se cuece en el ambiente, ¿lo notas?. No ha sido fácil pero lo hemos conseguido.

miércoles, 8 de junio de 2011

domingo, 5 de junio de 2011

más cine por favor


Sorpresas te da la vida. Cuando ya creía que hasta finales de junio solo quedaban exámenes y angustia, en los tres úlimos días he ido dos veces al cine.

Vi el jueves "Medianoche en Paris", me pareció una agradable película. Lo mejor pasear por Paris, desde luego. Y el esfuerzo por recrear a personajes de los años 20; algunos de ellos muy conseguidos. La sesión perfecta, a media tarde. Unica e inmejorable la compañía. La historia es entretenida y muy buena la música. Me pareció un poco tonta, lo siento. Y agradable, ya lo he dicho.

 
El sábado por la noche "Pequeñas mentiras sin importancia". Llevaba por delante que me apetecía mucho. Me gusta el cine que se hace en Francia, los diálogos que cuentan cosas, los matices de voz y las  minúsculas sensaciones hechas de detalles. Me gusta ver gente guapa cuando voy al cine y en "Pequeñas mentiras" hay gente guapa y mucho vino y vacaciones. Hay situaciones en las que no sabes si debes reir o llorar, pero ríes. Aún sigo pensando en la película, no por magnífica sino porque me contó una historia que creí a pies juntillas, a la que no le vi la trampa por ningún sitio. La mejor de las cinco que debo haber visto este año. 

Pues es verdad, sorpresas te da la vida.  


miércoles, 1 de junio de 2011

martes, 31 de mayo de 2011

post dedicado

Valencia, a 31 de mayo de 2011

Mis muy amables lectores:

Este blog que suele compartir secretos femeninos quiere por una vez rendir un merecido homenaje a todos aquellos señores que con fidelidad y arrojo lo siguen. Esta que lo es, su autora, es consciente de que por más que se empeñe no puede, ni quiere tal vez, dejar de contar aventuras domésticas, intra; exámenes de los hijos, apuros y trucos para sobrevivir a estos meses de Mayo y Junio que por vuestro seguimiento sabréis son especialidad de la casa.

Me siento ante la cajita con letras y sale lo que sale, lo que hay dentro de mí. Sé que estáis deseando que se termine este rollo monótono, no creo que más que yo, y vuelva su ágil escritora a escrutar el mundo exterior. Pero os tengo que advertir; en cuanto se acabe este suplicio me voy. Ya me estoy imaginando en alpargatas, en pleno esplendor de sol de mi verano hortera. Oh.

Sé que sois más de uno, puede que más de dos; si las estadísticas no me fallan, igual sois tres. Pero no por eso menos importantes. Hoy tenía ganas de haceros la pelota un poco. Y también de avisar: id desenganchándoos de este Verbos en Juego porque hasta septiembre estoy en off.

Amigas, vosotras me comprendéis. Perdonad esta entrada tan masculina y exclusiva, pero creo que se la merecen, ¿no?. Porque vamos... comentar hasta los post de belleza... tiene mérito, no me digáis que no.

Tomae, hijo, no vuelvas a decirme que estoy lejos, por favor.

viernes, 27 de mayo de 2011

una cita (colgados)

Hoy tenía una cita. Unas semanas atrás quedamos en que saldríamos. Antes de que la suerte estuviera echada del todo saldríamos a cenar.

Me he arreglado un poco (bastante), de una manera informal. Sin tacón y con un collar largo en nudo. Un pantalón negro y una camiseta larga gris. Me he maquillado un poco (bastante), con un descubrimiento que me parece espectacular en las mejillas y los labios (curiosos pinchad aquí).

Ha venido recién duchado, con su mejor polo azul y su vaquero preferido. El pelo aún mojado de esa forma que no sé explicar. Con cara de niño bueno que va a conceder a su acompañante por una noche alguna sonrisa fuera de carta, algún secreto y alguna confidencia, una leve inquietud o un piropo con los ojos. Prometía su actitud y yo estaba, antes de salir, vendida a sus encantos y decidida a callar tanto amor y a flirtear un poco con tal de repetir después del verano.

Ese era el trato y lo hemos cumplido. Ha sonreído y le he dicho que estaba guapo. El me ha mirado con sus ojos de miel. Ha tomado un brownie de postre y cuando justo iba a decirme el nombre de la niña de su amor, cuando había acabado su sangría y después se iba a arrepentir... he hecho que se callara porque no  he querido saber que miles de pretendientas están ahí, esperando a que él las mire con esos mismos ojos dulcísimos y traviesos con los que me mira a mí.

Después del verano tenemos una cita, justo antes de que empiece otra etapa y estemos los dos colgados en sus manos, como hoy.

martes, 24 de mayo de 2011

post que casi no sale


Vaya. Hoy que me lanzaba con todo el interés a contar alguna cosilla, me he encontrado con mil y un problemas para acceder a mi blog y a los vuestros. ¡Qué cosa es un ordenador!, qué cosas son las redes éstas; que si plataformas, que si blogger, que si trabajos de mantenimiento, que si torpeza de la que los maneja... yo qué sé.

El caso es que ahora ya no tengo tiempo, pero quería aprovechar para lanzaros este post en una botella; ya sabéis que vivo muy lejos, muy lejos, en una isla allende el mar donde pasan cosas muy raras y otras de lo más vulgar.

No hago más que cantarla por dentro...


miércoles, 18 de mayo de 2011

entre la ternura y el mal genio



Hace unos días nos fuimos de viaje mi padre y yo. Había nacido, en la ciudad sobria y al norte, su primera nieta y mi primera sobrina. Al llegar nos encontramos con una niña pelirroja que me pareció la más guapa del mundo. Mi princesa de fresa, se llamó.

La semana pasada, unos días después, subió al estrado del colegio para leer la despedida en el día de su graduación. No pude verla ni escucharla pero su madre, mi hermana, me lo contó. Habló de una caja de bombones y le dedicó a su tutora todo el chocolate del mundo, en una metáfora preciosa que nos hizo llorar. 

En nuestra época, la de los romanos, acabábamos el colegio y ya está. Ahora se le da una importancia que creo que  tiene; el hecho de una etapa que termina, el momento de ser capaz de mirar hacia atrás, ver algo de los frutos recogidos, los recuerdos, los amigos y sobre todo intentar que se empiecen a abrir las puertas del futuro, empujar.

Hace no tanto pensaba que era una importación absurda, pero a medida que se nos acerca el día tengo que reconocer que me hace verdadera ilusión el hecho de que un hijo nuestro termine esta etapa que empezó ayer, como su prima, con un nudo que aunque solté se ha quedado germinando en mi garganta. Cositas de tía y de madre, lo sé.


Pero héte aquí que aún siendo todo esto cierto y sin dudar de que hasta ellos alguna lagrimita soltarán, al buscar una imagen me salen las fiestas prometidas, los vestidos de ellas y las corbatas de él,  los viajes, vamos, ni de churro, con pacto o sin él. A ver si resulta que tengo que cambiar de opinión o matizarla, o comprender que para ellos acabar el colegio es ponerse unos taconazos y bailar hasta las seis...


 ... en una boîte...


...???, qué digo, discoteca...


No, no estoy preparada para la graduación. Y menos si se gradua otra vez el año que viene, no. Voy a cambiar otra vez de opinión y a pensar que es una costumbre importada y que después de la celebración hay que irse a casa a tomar un chocolate con churros y a ver el un dos tres, hombre ya, por favor.

martes, 17 de mayo de 2011

ya está aquí, en pleno apogeo


Llevo días aguantándome este post para que no se dispare el pitorrín de la olla, con todo su vapor a presión. Pero hoy me he levantado pensando: vamos a ver, ¿para qué te sirve ser una anónima, cobarde?, ¿no ves que no va a pasar nada por que sepan que tú también estás... estás?. Tienes una tribuna semipública pero nadie sabe quién es la que se queja detrás. No pasa nada aunque quedes como la Charito, (quién es la Charito, no lo sé). No pasa nada aunque te contradigas y quieras vivir tu tensión sin comentarla un día y al siguiente vayas a soltar este rollo inmundo y lastimero y...

Tengo tres hijos adolescentes, dos en plena ebullición. Un mes de mayo florido y hermoso y una colección de calabazas que si me permitís no voy a sumar. ¿Por qué se ha adelantado junio? Porque el curso, según a que edad, se está acabando desde mayo hasta junio. El sexo contrario (ella o él) ha pasado a ser el deseado. Me gustó lo del pájaro fusil. Tanto despilfarro de plumas no es muy compatible con el esfuerzo que hay que derrochar. Y me alegro porque es una buena noticia si la miro con ojos de... evolución.

A la vez que se acumulan las fechas de exámenes, se acumulan las ensoñaciones y la dispersión: fiestas, Comuniones, el equipo que ha terminado la liga, una amiga que se va a otra ciudad, la despedida de tal profesor, vamos a organizarle una merienda, el día de la familia en el colegio (a quién se le ocurre en Mayo, Señor), me llama no me llama, te quito el teléfono y se acabó, no hay tuenti hasta que acaben los exámenes y suma y sigue sin parar. Mi amiga Sunsi lo cuenta mejor.  Si una personita de éstas se queda delante del libro a soñar, no puedes decirle que no sueñe, bueno, puedes decirlo pero no va a parar. Qué importan ahora el verano y los primos, qué importa ahora cargarse lo que han invertido cuando hacía frío, qué importa ahora no tener tuenti, ni móvil, ni ná... si todo lo llevan  en su cabecita y su corazón les impide hacer nada que no sea dibujos de niños cogidos de la mano o cantar canciones de... de... de la mocedad.

En cambio yo, en cambio... mi corazón está anclado en mis amores largos y antiguos, en este momento nada me hace vibrar. Me vibran si acaso las cuerdas vocales que se empeñan en gritar cuando no quiero, no puedo y no debo, ellas van a su aire, a su viento... que me tienen desesperá. Porque, no sé si lo he contado aquí, mi papel es vigilar. No soy una vigilante de la playa, esto se habrá comprendido ya, soy la típica madre pesada que no quiere que suspendan más de las estrictamente necesarias, por un año, si es posible, que tenemos cosas que celebrar...

Dicen mis hermanas y algunas de mis amigas que es una época difícil, menos mal que lo dicen, menos mal. Porque yo llevo sufriendo los junios en mis cannnes varias primaveras, así como al final, más o menos hasta que llega San Juan. Por lo menos me siento acompañada, que tal y como están las cosas no está nada mal. Entre tanto quería agradeceros este desahogo y pediros que no me animéis. Hay que pasarlo y hay que pasarlo. No hay más. Ah, y aseguro que no lo echaré de menos, esto es una barbaridad.


PS: eso sí, si me queréis, los que recéis, rezad.

lunes, 16 de mayo de 2011

propaganda


A los partidos políticos varios que echan propaganda en mi buzón les digo:  estoy usando las papeletas por detrás para escribir notitas y listas de la compra. Propongo que muchos lo hagamos, entre que ellos vienen y van. 

lunes, 9 de mayo de 2011

post raro


En mi caso la ralentización externa se debe a un aceleramiento interior. Son tantas las cosas que están pasando que aminoro el ritmo de actividades para poderme concentrar y descansar los ratos que tengo, y no hacer nada, nada, y nada más.

Esta explicación no viene a cuento, pero me planteo porqué ni tengo ganas de escribir ni escribo. El mundo gira loco a mi alrededor; yo pongo el freno de mi alma, de mi mente, de mi corazón. No me gusta tener prisa, pero si las cosas de afuera corren siempre podré parar desde dentro, donde soy más libre, donde puedo esperar a que las ideas tomen una forma comprensible, ordenada, donde no me hagan daño como agujas y ser yo acerico, no.

Todo va bien por otra parte, mientras la paciencia se estire y el cuerpo aguante. Hoy me han enlazado en un estupendísimo blog y me ha hecho mucha ilusión. Aunque yo no dije lugar sino antro; el que es bueno es bueno, lo ha querido suavizar. Gracias, Cotta.

viernes, 6 de mayo de 2011

itv (versión reducida)


El día antes de salir mi héroe me dijo muy en serio: deberías ir. Como te pillen en carretera, te van a crujir. Como soy obediente y desde enero notaba que de forma inconsciente me ponía en otro carril, al de los guardias me refiero, me dispuse de buen ánimo a dedicar un rato a mi cochecillo, porque hay que ser civilizado y porque... (aquí quiero poner otra razón pero no hay forma, por lo que concluyo que solo lo hago por miedo a mis amigos los agentes ya que este post no va de lo que me parece la itv, no)

La primera cola me pareció normal; justo antes de la gran fuga más gente de la que parece conduce un coche que hay que revisar. Saqué de la guantera mi paciencia y me dispuse a esperar, siempre en primera y punto muerto, una hora larga, sin exagerar. Cuando llegué a la "Caja de Cobro", que es lo primero que hay que pasar, una chica muy amable me dijo que el permiso de circulación no era válido. Le tuve que recordar que el año anterior me lo dieron por bueno, aunque era del dos mil ocho y me sonaba que aquel guardia me dijo que lo tenía que tramitar... un recuerdo vago al que no hice caso, con los papeles sueltos me llevo mal. La amable señorita se empeñó en que le trajera el permiso o no me podría examinar. Hale, Manolo, ven a sacar este coche de la cola, que no puede pasar. Hale Manolo detuvo el lentísimo tráfico y entre maniobras de víctimas del sistema me echaron atrás.

Ligera, de punta a punta de mi ciudad, en un día de partido de ésos de la final. Miles de banderas ondeaban en fanáticos coches y autobuses sin par y yo sin bandera ni reino, ligera en mi cochecillo crucé mi ciudad. Hasta que llegué a la oficina de tráfico donde me esperaba el ansiado permiso... para circular. Un permiso para hacer lo que estaba haciendo; imagínate que me sale otro guardia y me lo pide y le digo que lo voy a buscar...

Allí me encontré con mi segunda cola mucho más rápida que la anterior. Pensé: "qué suerte he tenido, claro, son más de las dos". Lo que no sabía es que en aquella oficina había dos movimientos: el del piso de  abajo andante casi allegro y el de arriba torturador. Con filas de sillas de ésas que miran a las pantallitas de desgranar números hasta el no sé cuál, repartidos en cienes de ventanillas. A mí me tocó un capicúa par con letra b y me senté a mirar las pantallitas; mic, mic, mic. Con las rodillas a punto de saltar y levantarme desde dos decenas antes del mío, sin más distracción que los cogotes de delante y el ruidito al que llamé micmear; imagínate que se te pasa el que te ha tocado en suerte y tienes que volver a empezar...

Llamé a casa y les dije que comieran tranquilos que estaba de excursión; no quise adelantarme y darle a mi héroe el alegrón. Cuando salté a por mi numerito y me pusieron el sello liberador, que no se me olvide que me dijo que no es definitivo, por favor, decidí seguir animada y de buen rollo y me tomé una ensaladilla y una cervecita en un bar. Como había aparcado bien el coche no tenía de qué preocuparme, pese a que aquello parecía una convención de policías que campaban en su terreno natural. ¿Te imaginas que con el permiso en mano me paran y me hacen soplar? Y si me pillan fumando, eso sí que hubiera sido el final.

Crucé la ciudad en la otra dirección y me crucé con los de la otra afición. Muy bonitas sus banderas no de un color sino de dos. Dada la hora que era y que ellos también habían estado en algún bar, iban andando, claro, sin respetar mucho el sitio que yo llamo carretera o calle y ellos supongo que lugar de ocio y expansión. Llegué orgullosa de mi paciencia y buen humor a la primera cola que había hecho por la mañana donde había parón. Cambio de turno de mecánicos, me dijo el de delante, un ford. Eso tampoco me hundió; yo tenía mi papelito, un pasaporte a la libre conducción.

Apriete el acelerador, así no, a fondo, frene, frene más. Acelere, acelere, esto me encanta, qué follón, si no fuera porque es un local con poca ventilación y hay varios coches, que allí se llaman vehículos, haciendo la misma operación. Intermitente izquierdo, derecho, luces de posición, de freno, abra el capó. Me lo sé, me dije, me lo sé todo y voy a aprobar con nota esta evaluación. Siga, siga, primera, mueva el volante, hala, derecha, izquierda, más rápido; esa parte me suele dar risa pero es que ya llevaba más de tres horas tirando de afición. Y ahora agua en el limpiaparabrisas... ¿agua? pues no. No llevo agua, oiga. Y siguió; sin mostrar sentimiento alguno, el chico avezado y enteradito, siguió.   

Déjelo ahí, voy a por el informe. Qué contenta estaba, a punto de fardar de cómo tiraba mi campeón, me pareció que le había gustado y todo, con lo viejecito que es y lo bien que suena, si lo sabré yo. Y el mecánico, que me acuerdo de su cara porque no puso un gesto ni medio, me dijo que no era favorable mi revisión. Por una cosa grave, le faltaban dos tornillos, en el guardabarros delantero o anterior y por lo del agüita, que según él era leve pero junto con lo de los tornillos lo peor.

Esta historia tenía seis o siete capítulos pero he decidido reducirla en esta versión.  Es muy pesadita y muy larga pero la culpa no la tengo yo.

PS: Después de lo que pasó, mis hermanas me contaron que hay talleres que preparan los coches para aprobar la revisión. Si Sarracena me lee, que creo que no, me acordé de ella y de su aka; cuánta razón.

miércoles, 4 de mayo de 2011

qué imbécil soy

Iba a escribir un post muy triste, muy triste. He mirado por la ventana para darme más pena, más pena y de repente... míralas. Allí estaban dos palomas blancas primavereando de balcón en balcón. Con su afán de cada día, con lo que queda de día el afán.

Si pienso en mis afanes de hoy poco puedo adelantar; el sermón de no-estudio está dado, he cortado las uñas después de merendar, la impresora por fin ha funcionado y tengo merluza para cenar. Después anochecerá poco a poco; la luz, que no se querrá ir. Y llegará mi héroe cansado y yo seguiré aquí. Aunque llueva, aunque truene o aunque el cielo se nuble o me lo parezca a mí.

Son pequeños mis afanes y los agrando mezclándolos con los de mañana, con los del otro, con los de después. Y encima de que me doy cuenta, me doy pena y quiero escribir un post triste, muy triste...

Desde luego, qué imbécil soy.

martes, 3 de mayo de 2011

pequeña, pequeña.



Voy a contaros una cosa pequeña, pequeña: es una maravilla fregar los cacharros con agua calentita.

He sido consciente un momento y lo quería contar. La consciencia nos da la medida de la realidad.

Bueno, no sabía cómo empezar. 

lunes, 18 de abril de 2011

plan de vacaciones


Esta semana, el Dios en quien creo se llama Jesús y lo compatiré.
Esta semana  gritaré con Él. Una vez solo gritaré.
Esta semana le haré compañía, en el dolor del mundo, le acompañaré.
Y esta semana el Domingo, tras haber esperado, confiaré.
Si Él quiere, para siempre confiaré

sábado, 16 de abril de 2011

qué hace una chica como yo en un taller como ése

Pues esperar. Esperar a que saliera el mecánico con las pinzas para intentar arrancar mi cochecillo. Ya está. Y entre tanto me dió por pensar. Empecé por fijarme en el calendario obligatorio en todo taller que se precie. Qué feo es un taller; lógico que allí no trabaje ninguna mujer. Empecé a observar a los chicos con su mono sucísimo y azul y me vino a la cabeza el tema de la sexualidad.

Qué pena que nadie quiera hablar de esto. Pero no me extraña, pensé; si hasta un blush puede llamarse "orgasmo", no es tan fácil proponer el tema con un poco de cordura y sentido común. Vivimos en un mundo hipersexualizado; esto no es ningún descubrimiento, ¿no?.

Los de mi generación descubrimos con cierto rubor, como el del colorete, que amar con el cuerpo era una maravillosa forma de amar. Había mucho de misterio y eso le daba mucha emoción. Ahora las cosas son muy diferentes; a mano de cualquiera está, en su forma más indecente y explícita, cualquier contenido, imagen o publicidad que nos restriega por los ojos que ligotear, seducir y copular es absolutamente necesario si uno quiere ser normal.

Hace tiempo, por razones dispares, decidí cambiar mi lenguaje, mi forma de enfocar.  Me pasé al lado oscuro porque con mis adjetivos y verbos no me hacía entender. Así cayeron mis anillos al suelo y empecé a llamar a las cosas por su nombre, con su nombre popular. Lo hago igual con mayores y pequeños, con algunas diferencias, pero en lo básico igual.

No tengo ninguna vergüenza, ¿por qué la habría de tener?. Si quien quiere habla como quiere de los calendarios del taller, a ver porqué yo no puedo decirle a esa niña que se guarde para quien la quiera del todo, que cruce las piernas bien, o a esa señora que le explique a su marido sus motivos, que si ha pensado en entregarse con gratuidad; a ese chico que no dilapide, que se haga fuerte y deje pasar a su novia delante de él. Y si me preguntan, como una vez, que cuándo puedo "hacerlo", les contestaré que hacer "el qué". El amor no se hace,  uno vive amando, vive hombre o mujer; con  respeto porque yo soy mi cuerpo y el otro también. El amor no es un blush que se quita al desmaquillarse, es esencia para la que estoy pensado, para la que soy. Un precioso regalo cuando se recibe y se da; nada que ver con la fatal literatura y propaganda que sin haberlo pedido se nos mete hasta para desayunar.

No lo encuentro tan arcaico ni tan difícil de explicar. Si no llega a ser porque ha salido enseguida el mecánico y me ha cargado la batería muy bien, me quedo un rato y se lo cuento a los de top accesorios, que así se llamaba el taller.

viernes, 15 de abril de 2011

ojos que no ven


Como novedad, ya que no hay otra, contaré que hoy he ido al oculista. Ay no, oftalmólogo, perdón. Puede que hiciera diez años que no iba, sin exagerar. Últimamente lo de mis ojos ya no podía esperar. Como me daba tanta pereza, porque me imaginaba lo que iba a pasar, he añadido un nuevo ingrediente: he ido a uno que tiene la consulta cerca de casa, al que no conozco ni me conoce, por animarme y vivir una nueva experiencia... doy un poco de pena, ¿verdad?. 

Claro, han tenido que tomarme los datos. Al decir mi fecha de nacimiento y por tanto mi edad, una enfermera muy graciosa se ha puesto a bromear; que si cómo se van notado los años, que si el cuello, las arrugas, que si tal. Me ha parecido una antipática y me ha caído muy mal. Pero como al mal humor no le hago caso, le he seguido la broma, jiji, jaja. Me ha dejado sola en una salita; me he dedicado a hacer pruebas para saber hasta dónde veía tomando como referencia objetos a corta, media y mediolarga distancia. Fatal. Veía fatal.

Ya en la consulta el médico ha hecho su trabajo muy bien, con unos aparatos ultramodernos, si comparamos con mi última vez. Le he contado mis penas visuales y ha vuelto a salir con lo de la edad. Y eso que era un señor la mar de serio y profesional. Vale, ya no tengo dieciocho años, eso salta a la vista aunque no mire la ficha que acabo de estrenar. Me ha hecho una receta y me ha dicho que con las gafas que me van a hacer voy a entrar en una dimensión distinta, a la que me tengo que acostumbrar. Si lo hago no necesitaré volver a su consulta hasta las cataratas, jiji, jaja. No, era un señor estupendo; es lo que debía decirme, se agradece la sinceridad.

Probaré por si veo más colores, pero con las dimensiones actuales ya voy bien. Si soy tan mayor tampoco tengo edad para empezar a ver que los objetos vuelan por encima de mi cabeza o se abalanzan las croquetas hacia mi cuello que empieza a entrar en estado de flacidez. No suelo quejarme de mis años, que por cierto llevo muy bien, sobretodo por dentro, pero creo que lo tridimensional es más que nada por lo de Sinde. Que se ha puesto de moda y no hay manera de parar.

(autodedicatoria en el día de mi adultez visual)

miércoles, 13 de abril de 2011

mal humor


El mal humor es un amigo desagradable con el que hay que llevarse bien. Si lucho con él, ni denodadamente, se me revuelve y me engaña con otro disfraz. Es mejor dejarle salir, aguantarlo en crudo, a solas y esperar. Dejar que crezcan alrededor mis alegrías, las notas de ternura que también soy. Esperar a que los buenos lo destruyan, no yo. Es un amigo desagradable y taciturno, empeñado en ver lo gris. Cuando me acompaña me pierdo los rojos y verdes, pero no le ataco de frente porque eso le hace crecer. Así que dejo que crea que soy suya y espero. Sé que se cansa pronto; a nadie le gusta que le ignoren, ni siquiera a él.

martes, 12 de abril de 2011

jueves, 7 de abril de 2011

tarde con ellos


Pon que estamos en abril. Ha hecho un día precioso, de sol,  incluso calor. Los chicuelos salen del colegio sobre las dos; llegan a casa, comen, ven un rato los deportes y se meten en su habitación. A eso de las cinco y poco salen con un hambre atroz, se meriendan lo que se les ponga delante y vuelven a su cuarto sobre las seis. A las seis y cinco empieza a sonar el teléfono; que si qué ejercicios iban, que si cuántos temas son. Me bajo para hacer fotocopias, vale, no tardes por favor. A las siete, más o menos, se oye un rap descomunal, estoy descansando, ¿te gusta esta canción?, ¿puedo poner el ordenador?. Ya sabes que hay un horario, es para un trabajo, ¿le digo que sí o que no?. Media hora más tarde anuncian que se van a duchar y despejarse; estarían dormidos, pienso yo. El agua corre y corre, parece que también se van a afeitar. Salen perfectamente limpios y suena el teléfono otra vez: mañana hay partido, dónde quedamos, llamas tú o llamo yo. Pienso qué haré para cenar. ¿Te ha cundido la tarde? Pues sí, qué te crees, ¿que no?.

En su defensa hay que decir que son jóvenes y guapos. Y el futuro es una cosa muy rara que aún no saben si va a llegar. El mundo gira a su alrededor, la primavera aprieta, las niñas les miran, ellos se crecen, se peinan, se gustan y se olvidan de que cada día es importante, sobre todo hoy. 

No hablo del tuyo ni del mío, hablo de la desesperación... Luego llega junio y os extraña. Lo que se cuece ahora, y lo que se coció, es lo que hace que luego pase lo que pasa. Solo que este año lo veo venir de lejos y aún es peor.

martes, 5 de abril de 2011

feria

Mira que me pareció feo el vestido y que eso me importa también. Y que fueron los otros los que salieron por la puerta grande, se llevaron orejas, ovaciones y lo demás. Y mira que yo no entiendo nada, pero cuando una se enamora platónicamente y con motivos, cuando a ese torero, a ése, le ves que tiene todo lo que hay que tener... cuando te hace sentir escalofríos de emoción por ver lo que quizá nunca verás, cuando lo que esperas se intuye en un pase solo, en uno, o en medio dibujo con la capa anunciando el sueño, el arte, el hombre frente al animal; no ganando la lucha con la espada solo, sino dándole lo que merece por noble y bravo y bueno y porque ha nacido para dejarse torear... cuando todo esto pasa en una tarde de toros, es tal la alegría, el cosquilleo, las chiribitas y el corazón arrebatao y la ilusión por seguir mirando y las ganas de más, que te mantiene todos los sentidos alerta  hasta la feria del año que viene y si Dios quiere otro más y otro más y otro más.

domingo, 3 de abril de 2011

pequeña noticia


Desde mi impuesto retiro y por si  hubiera quien me sigue con interés, tengo que deciros que ayer fui a comprar flores -cosa que dará una medida de mi estado- y me encontré con la desagradable sorpresa de que mi Liu ha cerrado la persiana. Lo siento por ella y por mí, y espero que no sea una señal. Buen domingo a todos. Hoy salgo a la calle a respirar aire de mar.




martes, 29 de marzo de 2011

razones ajenas a mi voluntad


Hoy me han capturado en Ecuador. Por si alguien me busca, prefiero decirlo yo. Esto es lo malo de tener una falsa identidad. Os dejo unos días, me han dicho que tengo que descansar. Deciros también que no se preocupe nadie; me han confundido por el nombre, pero demostraré que no fui yo (el "Apretadito" se va a enterar). Todo ello sin ánimo de ofender, ni siquiera al Estado, ni a sus  fuerzas de seguridad.

domingo, 27 de marzo de 2011

de años y mochilas


Pienso a veces que andamos con una mochila a cuestas. Si lleva cosas dentro es porque hemos vivido. Tantos años juntos, ¿cómo no iba a pesar?. Son muchos, muchísimos, si cuento desde aquella Navidad. Luego nuestro largo noviazgo a la antigua; estudiando nuestras cosas y viéndonos poco. A él le ponían la cerveza y a mi la tónica, las girábamos y las hacíamos durar; qué ganas teníamos de tener una casa en donde poder sentarnos sin tomar nada. Por entonces llevaba bolso, lo de la mochila fue después.

Había leído lo del amor romántico, me daba rabia pensar que  tuviera que hacer un ejercicio de voluntad. Luego resultó que tampoco era eso, que lo que más iba a valer era el peso de la mochila y las fuerzas para aguantar. Cuando se acaban paramos y descansamos; procuramos hacer turnos, aunque no siempre puede ser. Entonces la carga reposa en el otro que tira solo un rato. Luego viene el relevo y seguimos. De vez en cuando  el camino es llano, dejamos la mochila en el suelo y nos tumbamos al sol. Miramos las nubes y recordamos aquella piedra o aquella, las que hacen que nuestra mochila sea tan valiosa. Es precioso porque entonces no vemos piedras sino auténticos leones con los que tuvimos que luchar y vencimos; eso da muchas ganas de seguir. Cómo puede ser que los leones sean lo que nos da más seguridad.

Quien lo lea podrá decir que es una carga, y tendrá razón. Pero estoy muy orgullosa de nuestra mochila, esa es la pura verdad. Cuantos más años pasan más pesa y es un gusto porque envejece bien, se va poniendo blandita por fuera, con ese color del cuero gastado y el tacto de una mano que se ha dejado acariciar.

viernes, 25 de marzo de 2011

sin pelos, ¿por qué?


Esta es una entrada que nace popular. Y sin embargo llena de dudas, esto es habitual. La primera se me aparece en el título, antes de empezar: ¿debo escribir separado el porqué?. Sigamos, ¿de qué pensabais que íbamos a hablar?. Creo que hay quien somatiza, y aunque no pensaba hacerlo diré que los exentos de pelo en la cabeza lo pueden celebrar. Son legión quienes los imitan y eso nos tiene que hacer pensar. Siento si creé expectativas, lo que sigue es lo que hay:

No me gusta que los hombres se depilen las cejas, de sus múltiples conatos femeninos es el que llevo peor. Tal vez porque es el único que veo a diario. Una cosa es asearlas para disimular el Einsten que llevan dentro y otra darles esos dibujos de tiralíneas que tanto afeminan su mirada. Fatal. Las piernas, el pecho, incluso los brazos (con lo bonitos que son), los observo y analizo con mis hermanas en verano y tampoco es que se lleven la palma en cuanto a nuestros gustos, pues no. Ni en los deportistas me gustan, pienso que es un peaje que tienen que pagar. Si se trata de señores de gimnasio, de los que delante de un espejo sudan, la ausencia de pelos pasa, para mí, a grado de asquerosita total.  No digáis tan pronto uy, qué horror; es una moda que tardará tiempo en marcharse, por lo que atisbo yo. Más vale que reflexionemos por si nuestros hijos se depilan o nuestras hijas se enamoran de un sin pelos artificial.

Dejando a un lado estas cosas y los carteles de depilación para chicos, que por cierto es más cara para ellos (creo que porque las depiladoras son mujeres y no les apetece mucho actuar, y que por falta de costumbre... que deben ser menos sufridos, me parece a mí), detecto un mayor interés por gustar y gustarse (aeiou) y un ablandamiento del amor. Creo que los hombres, en su afán de hacerse queribles han recurrido al modelo que tienen más a mano, digamoslo. Caben otras lecturas pero no me apetece entrar. Ellos se han autoamado, buscando en sí mismos lo que quieren encontrar. Craso error.

Amar no es algo blandito, ni siempre implica suavidad; para amar hay que tener fuerza, constancia, ser agerrido y aventurero. Amar no es infantil, aunque amemos como niños; querer a un hombre o a una mujer no es tan fácil como arrullar a un bebé. Quiero decir que se asocia a veces la belleza a la niñez pero llega un momento en que hay que ser mayores, me parece a mí.  Nosotras, para intentarlo procuramos eliminar lo que sobra, pero ellos... creo que lo necesitan, la verdad.

Que a las mujeres les gustaría que los hombres fueran algo más sensibles, acudiendo al tópico, no digo que no. No femeninos sino sensibles, es decir, que sean capaces de sujetarnos cuando no podemos más. Pero no entiendo cómo a una chica le gusta que el brazo de su novio resbale de aceite y suavidad. Me parece una enganifa, no hay diversidad, tanto que nos preocupa que no se pierda en el mundo animal. Detrás y debajo de todo esto un concepto del hombre, masculino y femenino, muy superficial. Que a las chicas les gusta estar monísimas es una cosa constante y ancestral. Pero ellos, pobres, como no pueden salir vestidos de egipcios, no tienen a quien imitar. Creo que el problema está en que pueden chocarse contra el espejo. Ayer mismo vi paseando a un chico con pantalones pitillo, gran flequillo lateral, pinganillos y cable azules, un bebida con tapa y pajita que iba paseando un miniperro con el que hablaba sin parar.  No me fijé en sus cejas, tanto había que mirar.


Me ha salido un poco largo, perdón. En el segundo capítulo hablaremos de años y de juntos, si se me ocurre algo, y si no pues de otra cosa al libre albedrío, ya veré.

jueves, 24 de marzo de 2011

post interactivo


Llevo varios días dándole al coco, sin decidirme a publicar. Se me ha ocurrido un juego, vamos a jugar. Yo os pongo aquí unos títulos y vosotros elegís. Si puedo y me sale escribiré sobre el que gane, sin que sirva de precedente, de forma democrática total. ¿Ya he dicho que es un juego?. Tengo mis pronósticos, si se cumplen os los contaré, je.

1.- Sin pelos,  ¿por qué?
2.- Canción francesa; aquellos tiempos.
3.- Moda y tendencias; ¿te dicen algo?
4.- Los toros; una entrada para hacer amigos.
5.- Video sugerente.
6.- Lo que estoy leyendo y porqué.
7.- Tantos años juntos.
8.- Apuntarse.
9.- Otro tema que propone el lector.

Las demás normas, si las hubiera, las ponéis vosotros. Como en todo juego se valen trampas. Vosotros veréis.

lunes, 21 de marzo de 2011

entrada musical para echar el rato; crónica de una evolución


Cuando nuestros hijos eran pequeños escuchábamos música juntos. Como todos, ¿no?. En los trayectos cortos les ponía a Bach, casi siempre Brandemburgo. Marcábamos el ritmo como directores de orquesta; uno dos, uno dos, un dos tres cuatro, uno dos... y así. El sistema era primitivo y torpe; vale, lo sé.

Además de las clases de música en el cole se apuntaron al coro, hicieron mogollón de bolos; mi cochecillo se hartó de recorrer colegios y concursos, cargado de niños cantores que cantaban y aprendían, creo, a apreciar.

 
Luego estaba la música en los viajes más largos, esa época fue genial; éramos dj's sin cascos, había que tener las orejas bien limpias porque cantábamos todos a la vez. Nino Bravo, Mocedades, los payasos de la tele, Serrat, operación triunfo y Disney, Julieta y Silvio, Tontxu, Coti y tal y tal y tal, todos se dejaban escuchar...

No voy a decir quién fue el padrino generoso al que se le ocurrió, porque de verdad que es generoso y estaría mal... Qué poder otorga el pinganillo: el que decide la música soy yo. Bien, no pasa nada, están creciendo, es normal. Luego viene lo de bájalo un poco, no grites que te oímos igual... Ese mismo año en Reyes alguien más los pidió. Los Reyes son muy consentidores a veces, desde luego que hacen cosas que nunca haría yo. Y así, un seis de enero, ya teníamos dos. Bájame música, esta no. Pero, ¿tú has escuchado la letra?, ¿la entiendes?, ¿por qué no la escuchamos primero las dos?.

Cambió la política del coche; pasamos a ser gestores de gustos musicales en una empresa de alta conflictividad. Al llegar los terceros auriculares, el tema estaba ya desbordado; no coinciden, qué va. Y el volumen, que les da igual quedarse sordos, lo tienen tan lejos que... Es molesto el zumbido que desprenden, sobre todo si son todos a la vez y más si hay críticos musicales, vaya birria de música esta sí que mola la tuya no. Los de casa son de esos pequeñitos, pero los guays son enormes, parecen orejeras para el frío; los veo por la calle así y creo que son una marca de estilo, o de la música la pongo yo y es importante que tú lo sepas... qué sé yo. Cuando me dicen "escucha esta canción" no dan tiempo a que me entere, me preguntan a los cinco segundos si me gusta o no.

Viven adosados; adosados, no con. A veces se descuelgan con algo que se puede escuchar, me ha parecido que por alguno de sus aparatitos suena alguna cosa parecida a algo medio normal. Los ritmos son de uno, uno, uno. Cada vez es más difícil seguirlos, se multiplican a gran velocidad, cada semana hay uno nuevo, las radio fórmulas no paran de inventar y el boca a boca y la moda, y que se lo cuentan todo, lo de la música es un tráfico sideral.

 

Por vuestro bien que alguien me diga el nombre de un cuadrito que no tenga publicidad. Sóis muy buenos, gracias.