lunes, 31 de mayo de 2010

para que se me entienda




¿Conoces esa sensación de que algo es inminente, de que estás a punto de meterte de lleno y por nada lo quieres?

¿Te acuerdas cuando decías una mentira, no se sostenía más tiempo y había que dar a cara? ¿Te acuerdas de cuando tenías que ir de visita a casa de esos amigos de tus padres y sabías que iba a ser la tarde más incómoda del año?

¿Te acuerdas cuando sabías que le gustabas a alguien y tenías que rehuirle porque no querías que se hiciera ilusiones?  ¿Te acuerdas cuando dijiste "éste será el último examen de mi vida"?

¿Cómo te sientes cuando hay que meterse a fondo en el trastero, porque ya no puedes vivir sabiendo cuál es el desastre que contiene?

Pues si te acuerdas y lo comprendes, entenderás lo que supone que hoy sea el último día de mayo
No pido ánimos, ni nada de eso. Pero vais a tener un poquito de paciencia conmigo.

viernes, 28 de mayo de 2010

hoy he visto


Cientos de camisetas de la roja, y  también de otros equipos.
Casi un colegio de niños comiendo hamburguesas en el suelo.
Cuatro mujeronas impresionantes, tatuadas en tobillos y hombros, devolviendo bolsas de ropa.
Una familia de peruanos, vestidos de domingo y tomando helados.
Tres dependientas hablando de la precariedad de sus contratos, uniformadas y desatendiendo sus puestos.
Dos brasileñas comprando biquinis dos tallas menores que la suya.
Unos gemelos cincuentones con el pelo teñido de rubio, pantalones blancos y camisetas  ferrari.
Un ejecutivo gallego preguntando por un banco y  una administración de lotería.
Y un cartel publicitario que decía: "La prohibición de fumar en locales de ocio provocará más cierres  de negocios. Defiende la noche"

Yo creo que se comprende que hoy no escriba nada.

jueves, 27 de mayo de 2010

gotas de agua al romperse una burbuja



Creo que vivimos en una burbuja. Una burbuja transparente desde la que miramos sin tocar casi nada. Pensamos que la realidad acaba donde alcanza nuestra vista, a este lado de nuestras líquidas paredes. Nos rodea gente que se parece demasiado a nosotros, aunque piensen y vivan de modo diferente, paisajes casi idénticos aunque con otras temperaturas; todo distorsionado por el agua que nos envuelve.

Pocas veces somos capaces de romper esa película, tan fina, que nos separa de los otros.  Y de lo otro.  Andar por la calle, esperar en la sala de un médico, coger el metro, recorrer un barrio al que no solemos acercarnos... no sabemos tocar el otro lado, se rompería todo. Lo que dejamos entrar, lo filtramos. Imaginamos que está también dentro. Las cosas son como las pienso, esto es universal, radicalmente cierto. Si no nos gusta soplamos un poco, con tal de que no estalle burbuja. Pero es  frágil.

La realidad se me cuela hoy sin querer, es un día  lleno de poros.  Es incómodo porque pone en peligro mi pequeño mundo de seguridades y certezas. Al poner un dedo solo y rozarla, se rompe. Es lo que necesito. Un golpe de realidad, mil gotas lavándome la cara.

miércoles, 26 de mayo de 2010

y llegó el gris



Estábamos tan tranquilos esperando este mes que llega... relajados, relajados. Junio y el verano; los niños sin nervios, el horizonte sin preocupaciones. Estábamos dejando pasar los días, viendo cómo se volvían más largos y cálidos en una primavera que no acaba... Estábamos, y ahora vienen los de la reforma.  Hace tres años que esperábamos, tanto que nos habíamos olvidado. Ahora o nunca, dijeron. 

Los de la reforma son unos señores vestidos con mantas grises que quieren taparlo todo. Pero antes, quieren que vaciemos la cocina, los armarios, los libros, todo. Y es ahora cuando lo quieren.  Los de la reforma  son parte de  nuestras mejores bromas,  ¿de qué nos reiremos si al fin vienen? ¿qué haremos con el gris que  traen, con el que se llevan? Los de la reforma son gente que no existe, los habíamos imaginado. No sé qué será de nosotros cuando lleguen, con sus zapatos manchados y sus aires necesarios. No sé qué pasará cuando se hagan reales, como los mejores sueños.

Que pasen, que pasen, que nos estamos aburriendo. Total, junio es nada.

lunes, 24 de mayo de 2010

en un rincón



Cuando era pequeña la playa estaba al otro lado de valla. Por las mañanas nos poníamos un sombrero de rafia y nada más abrirla pisábamos la arena seca y suave. Dejábamos las zapatillas de goma en una esquina del toldo de paja, y los vestidos de ruso colgados de un clavo en las estacas. Teníamos dos o tres vecinos.

Había unas hermanas solteras a las que saludábamos cada mañana. Nos regalaron unos tapones que enganchábamos de una cuerdecita a los tirantes del bañador y servían para que pudiéramos bucear sin que nos entrara el agua por la nariz. Nos daba mucha risa llevar el tapón colgado del tirante.

El tiempo no se medía con reloj, sino por la sombra de los toldos. Por la mañana a la derecha de las cañas, a mediodía justo debajo y a la izquierda por la tarde.



domingo, 23 de mayo de 2010

el tren chino que no para



Pues eso. Y centradito, eh? Gracias, Tomae, Ana.

viernes, 21 de mayo de 2010

de verano ( al otro lado del río; mi héroe y la otra orilla )


Una vez apareció Elma, se iluminó todo. Con un quad bajó al puente para subir nuestras maletas y la jaula. Los niños se animaron al ver por primera vez aquella moto roja  tan chula y más cuando les enseñó su cuarto. Cenamos juntos en el comedor, con L. su hija. Y tomamos algo en el porche una vez los niños estuvieron dormidos.

Al día siguiente, ya descansados,  fuimos conscientes de la maravilla. Una aldea de tres habitantes, separada del mundo por un puente colgante. Hectáreas de monte para recorrer y un río. Una niña para compartir juegos y mucha libertad.  Para A., Elma buscó una caña  rudimentaria y nada más levantarse desaparecía para ir a pescar, a veces en pijama. A la hora de comer le llamábamos a gritos y subía hambriento y feliz, aunque nunca pescó nada. Las niñas, con L., montaron su casita en un horreo y paseaban a Eliset con una correa. Se disfrazaban y bailaban juntas y a veces también desaparecían. El, el conseguidor, mi héroe, hacía inspecciones con Nacho, el otro habitante del pueblo,  un ser digamos que especial, con el que hizo buenas migas. Subían a los montes vecinos, bajaban también al río... unas veces solos, otras con los niños. 

Yo fui feliz del todo, leía en el porche después del desayuno y cuando Elma iba a hacer la comida cogía mi cuaderno y apuntaba sus recetas. En otro pequeñito le escribí un cuento. Nada ni nadie me decía que tuviera que echarme a  andar por los montes. Ni a bañarme entre ranas y renacuajos en el río. Todos dormíamos siesta y nunca teníamos prisa. Después de cenar salíamos de nuevo al porche y en una mesa baja tomábamos infusiones caseras y licores que también hacía Elma, alrededor de una velita. La luz de todo el pueblo se apagaba con un interruptor y así se veían mejor las estrellas. Silencio y compañía, charla y más silencio.

De vez en cuando subía gente a visitar la casa y Elma les daba de comer. Y se quedaban un rato en la  tertulia siempre abierta. Los niños aprendieron a hacer  callar a los perros, con medios desconocidos hasta entonces. Tomamos sidra con los amigos de Elma,  en nuestra aldea y en otras, porque el puente... lo cruzamos muchas veces. M. se puso enferma y no bastó el centro de salud  más cercano. Tuvimos que ir más lejos, a unas cien curvas al este, más o menos, y volvimos ya de noche. Lo cruzamos con una linterna y  sin luna, como cuando llegamos de Santiago, donde ganamos el jubileo.

Los niños  inventaron  historias de aventuras aún más imposibles. Y al año siguiente volvimos.



Nota; a la derecha se corta la foto, para que quepa ahí lo que mis letras no saben explicar... y porque no cabía. También creía que sabía poner música. Este finde si puedo, intentaré que cuando elijo una no se borre la del post anterior..., ya veremos.
PS; he puesto la imagen más pequeña. Sunsi, quería que se viera bien el tejado, lo hicieron a  mano. Aún así no hay forma de que quede bien del todo, lo siento. 


jueves, 20 de mayo de 2010

de verano ( el puente y los picapiedra )


Ya hemos llegado. El dijo: "ya hemos llegado"

Ante nosotros el río; un río caudaloso y enorme, el Navia. No ante sino bajo y contra, contra toda lógica y a muchos metros por  debajo. Aún estábamos en Galicia, al otro lado Asturias. La casa, si es que existía, allí, cruzando el puente.
No sé qué hacer para que se entienda mi horror. ¿Cómo íbamos a cruzar aquello, con los niños, el conejo, las maletas y un vértigo espantoso que tengo? Y lo que es peor aún,  ¿cómo íbamos a quedarnos allí  hasta el día que nos fuéramos? ¿Cómo? Aquí me voy a saltar una parte porque reconozco que me enfadé mucho. Muy fácil, muy fácil... A ver quién iba a querer venir aquí,  que me lo expliquen, claro que había sitio,  tonta de mi... El puente era éste, pero más estrecho.


Cogidos unos de otros y agarrándonos a las barandillas con las manos resbaladizas por los nervios,  el puente bailaba de lado a lado y crujían las tablas a nuestros pies. El, valiente,  nos lideraba,  qué remedio. Conseguimos cruzar, pensando yo todo el rato que de allí no salía hasta la vuelta, por éstas por éstas, que no salgo, que no vuelvo a hacerle caso, que no cuela ni un año más, que no, y punto.
Y llegamos a Asturias, al otro lado del río. Sin maletas y sin Eliset,  M. cedió a dejarla en el coche, y más cosas que no cuento. Entre matorrales y  con el miedo aún en las piernas, encontramos el camino que subía a nuestra casa. Y digo subía de subir, no lo que se llama un paseo.

Atardecía. Una fila india de visitantes horteras, imprudentes, locos y desorganizados. Los niños agarrados, él muy seguro y yo... a ver si te has equivocado de sitio, porque aquí no hay nadie. El camino subía y  ni un ruido, ni una luz tampoco en las cuatro casas que había. Ni un ruido hasta que empezaron a ladrar los perros... Crisis total, los niños les tienen pánico. Lo del puente lo sobrellevaron y era más difícil. Pero aquí ya empezaron a llorar, de miedo y cansancio, por contagio y como protesta, creo. Qué más podía pasar, pues que lo de la casa fuera mentira, que la dueña se hubiera olvidado de la  conversación por teléfono, que todo aquello fuera una encerrona... porque aquí no hay nadie, yo muy positiva, y al puente no vuelvo.

Fue entonces cuando se oyó en la tarde silenciosa el ya mítico  "Elmaaaaaaaa, Eeeeeelmaa, Eeeeeelmaaaa", que lanzó él al aire y recordaba un poco al de los Picapiedra. Y aunque esto hizo ladrar más a los perros, allá arriba, aún a lo lejos, vimos una pequeña luz que resultó luego una linterna y se movieron las ramas de las parras que bordeaban el camino. Una voz cantarina y alegre nos anunciaba "Holaaaaa, estoy aquíiii, arribaaa"

Gracias a Dios, existe. Elma está viva y nos llama.

miércoles, 19 de mayo de 2010

de verano (serie en algunos capítulos)




A mediados de julio aún no teníamos organizada nuestra escapada. No es que seamos muy planificadores, pero faltaba un mes y en esas fechas no iba a ser fácil encontrar algo. Un día llegó él y me dijo que ya teníamos casa... "este año iremos a Asturias" Genial,  me encanta el clima y el paisaje. Y ¿cómo has conseguido el sitio? "Nada, nada, ha sido fácil. Ya he hablado con la dueña y está encantada de que vayamos".

Cuando los niños eran más pequeños, nos guardábamos diez días de vacaciones para hacer un viaje juntos. Recorrimos media España. Intentábamos que fueran casas alejadas de los pueblos, en las que pudiéramos hacer vida de familia.
Nos pusimos en marcha a mitad de agosto. El me había descrito en parte el sitio y yo le había puesto imaginación, ni siquiera lo busqué en la red, esa es la verdad. Me habló de una aldea perdida entre León, Galicia y Asturias, de un río y un puente. Podíamos comer en la casa y había un cuarto con literas.  Nunca nos asustaron los kilómetros, eran más de 900. No importa, aunque M. se empeñó en llevar a Eliset, su conejito q.e.p.d. Y con la jaula encima de sus rodillas y los tres niños, qué guapos eran y qué pequeños, una botella de agua y mil canciones, empezamos a recorrer autovía... y autovía.
A él no le gusta mucho parar, lo imprescindible; total, en la autovía no hay nada. Cuando quedaban unos 100  salimos por fin de la tortura en línea recta y canciones desafinadas para entrar en otro mundo, la Galicia profunda. A mucha menos velocidad, pero más prisa, nos íbamos acercando a nuestro destino. El río, el puente, la casa en la ladera. Volvimos a entonar las canciones, aunque Eliset se revolvía en su jaula y M. dijo que prefería conducir a llevarla encima...

Después de subir un puerto de montaña con más de cien curvas en las que comprobamos que los conejos aguantan bien los viajes, paramos para ver desde arriba el río y nuestra aldea que, desde aquel mirador, parecía estar a más kilómetros que los recorridos. Mucho silencio y  más despoblado aún de lo que él me había dicho. Venga, todos al coche, que ya llegamos. Suele pasar que cuando algo es inminente me entran dudas que no me planteo de antemano: ¿estaremos bien allí, qué impresión te dio por teléfono, cocina ella, no habrá perros, habrá más gente, y si se ponen enfermos, a cuánto está el pueblo más cercano? Cositas así. El  muy seguro, " te va a encantar, ya verás" 

Llegamos al río, bastante más caudaloso de lo esperado, y tomamos un camino sin asfaltar que llevaba al puente que cruzaba a la otra orilla. Emoción sin par la de los niños. La de Eliset también, por salir de la jaula, supongo. Y ya, a nada, para el coche él, se baja y nos dice:  "mirad, mirad qué puente; allí, al otro lado, está nuestra casa. Viva, viva, ya hemos llegado"


lunes, 17 de mayo de 2010

recuento de palillos




Ayer por la tarde fuimos a tomar algo con los niños chicos. Lo hacemos algunos domingos, sobre todo en época de exámenes, cuando se pasan el finde estudiando y en casa. 

Hemos probado muchos sitios. Desde el clásico bar de bocatas y fútbol (ellos de cara, nosotras de espalda), a una taberna del centro, una hamburguesería, montaditos... los domingos cierra la Pérgola. Pero ayer hicimos una incursión en un sitio de pinchos; pintxos, que dirían ellos. Esos sitios de mesas altas y barra.
Es increíble la cantidad de gente que sale un domingo, siempre lo pienso. Desde casa parece que a partir de las ocho no hay vida fuera. 

Ya te avisan desde el principio que no tires los palillos, es el sistema para saber lo que se toma. Y qué bueno todo; chistorra recién hecha, fritos de jamón y queso, croquetas, bonito con pimiento rojo, jamón con verde... una fiesta.
Estuvimos hablando de lo fácil que era despistar algún palillito al suelo. Y de otras cosas. Y a la hora de irnos no dábamos crédito de la cantidad que salieron en el recuento. Si es que ya no son tan niños.

sábado, 15 de mayo de 2010

galletas e internet


Es que siempre queréis la novedad, les decía la tata Petra. Y era verdad; si salían unas galletas nuevas se quedaban las viejas en el plato... "la novedad, la novedad..."

Cuántas tiendas de antes se llamaban "Novedades Martinez"... Lo  nuevo tiene un gran poder de atracción. Descubrimientos en forma de medias de nylon... cereales, colores, formas, blog's.
Lo nuevo es también a veces el restaurante de moda al que cuando vas ya pasó, y descubres que no tenía gracia alguna. O un aparatito electrónico que ya tienen varios de tus amigos, incluso amigos de tus hijos, que para cuando vas a entender cómo funciona ha sido relevado por otro. ¡Hay tanta novedad!
Pero también es disfrutar de las cosas, darles otro aire, ilusionarte como con unas nuevas galletas y al traerlas a casa, reorganizar las viejas para hacerles sitio. Es bueno renovar  las ideas, intentar ser permeable, dejar la tinta de siempre y atreverse a escribir cosas como ésta.

Al menos, a mí me lo parece. Y esto es una novedad. Antes pensaba que había que usar  los bolis hasta el final, comer sólo galletas marías y no relacionarme a través de internet.




Nota: NO he dicho que sepa hacer galletas. Estas las he tomado prestadas de un vecino que se llama Goo... no sé qué y había un montón para elegir.

jueves, 13 de mayo de 2010

miércoles, 12 de mayo de 2010

canción del que no quería mentir (post para mayores)


Hemos de procurar no mentir mucho.
Sé que a veces mentimos para no hacer un muerto,
para no hacer un hijo o evitar una guerra.

De pequeña mentía con mentiras de azúcar,
decía a las amigas: “Tengo cuarto de baño”
—mi casa era pobre con el retrete fuera—.
“Mi padre es ingeniero” y era sólo fumista,
¡pero yo le veía ingeniero ingenioso!

Me costó la costumbre de arrancar la mentira,
me tejí un vestido de verdad que me cubre,
a veces voy desnuda.

Desde entonces me quedo sin hablar muchos días.

Gloria Fuertes


PS:

lunes, 10 de mayo de 2010

se lleva el blanco




Mi abuela nos decía cada verano: este año se lleva mucho el blanco, y el pelo largo y agradecido.
Aún  no entiende cómo a nuestra edad vamos con vaqueros o zapatillas deportivas.  Desde luego le encantaría que lleváramos tacón.

Ha cambiado mucho lo que se entiende por femineidad en los últimos años. Tal vez a base de comodidad vayamos perdiendo la esencia femenina.
En el otro extremo están esas modelos imposibles y glamourosas que nos venden las revistas y el cine.
Es verdad que la esencia de lo femenino no está en el exterior. A la mujer se le ha confiado al hombre de un modo especial. Lo pequeño, lo concreto, el cuidado y el mimo son habilidades femeninas.

Me encanta que hayan vuelto los vestidos. Y aunque no me subiré a unas plataformas, voy a hacerle caso a mi abuela y daré gracias por las ondas de mi pelo. Pondré flores en un jarrón y seguiré buscando unos zapatos rojos que me gusten, aunque sean demasiado bajos o poco femeninos. Nosotras sabemos hacerlos de mujer .



domingo, 9 de mayo de 2010

flecos




A veces...

                tengo ganas de saltarme los semáforos.
                me gustaría ser otra persona.
                me iría con lo puesto a empezar otra vida.
                me parezco muy pequeña.
                me río y hablo sola.
                hago trampas para trabajar menos.
                me como el chocolate que escondo.      
                lloro sin que me vean.
                leo hasta la letra pequeña del Hola.
                me olvido de ir a la compra.
                cuando me despierto no sé quién soy.
                me sorprende lo poco que me enfado.
                me arrepiento de tener un blog.

Pero sólo me pasa a veces. No es para tanto.

jueves, 6 de mayo de 2010

postinformativo (nada gracioso)



Hoy tenía pensada una entrada graciosita, y tal. Pero las cosas no siempre salen como uno quiere.

Estoy escribiendo con la tapa del portátil descolgada y rota. La imagen es patética. Creo que soy una friki. Voy a dejarlo aquí escrito porque a lo mejor mañana, o un día de éstos, tengo que desprenderme de este viejo cacharro que... No, no voy a ponerme melodramática.
Y eso, que espero que tenga arreglo (lo dudo, lo dudo) Si no, la cosa se va a poner fea. Tendré que recurrir al ordenata familiar que, por cierto, anda muy ocupado por estudiantes que teclean  trabajos de mayo para salvar los cursos, sí.

Lo digo por si alguien se pasa y ve una imagen fija.
Vuestra, en la incertidumbre,
lolo


Nota: he tenido que cambiar la imagen. Por lo visto no era de mi propiedad... lo siento.

miércoles, 5 de mayo de 2010

prevacacional





No iría de vacaciones a Cuba. No iría a ningún país de la América pobre. No iría a Tánger, ni a Marruecos, no iría a Kenia, ni al Congo ni a Burkina Fasso. No iría a India. No iría a China, tampoco. 

Y no es porque no me atraiga conocer estos y otros lugares. Pero no quiero volver de ningún sitio hablando de las sonrisas felices de los niños y sin haber hecho nada. Será egoísmo o cobardía, será que soy cómoda y no me gusta que me hurguen en la conciencia. Pero también es que me parece una frivolidad visitar la pobreza o bañarse en sus islas. Me parece hasta inmoral viajar a miles de kilómetros para tumbarse en una playa desierta de espaldas a los que sufren.

Ya sé que la fuente de ingresos de alguno de estos países es el turismo.  Probablemente debería  volver a pensarlo. Tal vez me fallan las razones. Pero a veces la nariz también me funciona.

martes, 4 de mayo de 2010

postoración



Aún no ha llegado junio, ya sabes de qué hablo, y no sé en qué orilla bañarme. Si por lo menos fueran mayores, o pequeños, pero algo. Supongo que su sitio es el mismo que el mío, entre dos orillas.

Oración: Señor, dame serenidad y fortaleza, permite que mire como tú miras. Dame paciencia y confianza,  dame la orilla justa. Que descansen en mí y que pueda exigirles, pero todo a la vez,  ya me dirás cómo. Te pido que lleguemos a junio con fuerza y alegría. Amén.

lunes, 3 de mayo de 2010

sábado, 1 de mayo de 2010

qué tensión, soy una hija que es madre


Cuando llega el día de la madre me entra la vena tensa y reivindicativa. Soy mala, lo sé. Pero es como un resorte que me salta hace unos años.

Hoy en la comida les he prevenido: no quiero ningún festival mañana, vosotros ya sabéis lo que quiero. 
Como ya no están en edad de manualidades y sus arcas andan siempre vacías, es marca de la casa, sé que esto les da un respiro. Y además, es como para saberlo.

Quiero no tener que perseguirlos para que recojan los cuartos, que cuando salgo no se enganchen al teléfono, que algún día se pongan a estudiar antes de que se lo diga. Pido que no se pongan calcetines de lana en mayo,  que guarden los tupper cuando vacíen el lavaplatos,  que llenen las jarras de agua de la nevera,  que repongan la leche cuando se acabe. Quiero que no dejen  hierba dentro de las zapatillas,  que no se cambien de camiseta más de dos veces al día, que no me desaparezca el colorete, que no riñan para ver a quién le toca, que no me den bananas verdes porque soy mamá mono y lo noto...

Pero luego, cuando me den las cartas llenas de faltas de ortografía, esto se me olvidó pedirlo, tendré que leerlas sin poder poner el dedo encima. Porque eso no se hace y porque lloro a moco tendido.

Total, que mañana les preparo su plato preferido y  me acuerdo mucho, mucho de mi madre.


balance ab.

Llevo tres meses con el blog montado y toca sacar conclusiones.

Ha venido gente a leerlo. Los comentarios animan y son muy importantes.
Sigue habiendo días en los que no sé qué decir.
Una vez supe poner música, perdí el interés por ponerla a diario.
Sigo sin soltarme del todo.
A veces me da vergüenza comentar con mi cuenta, por si vienen a verme.
Me ayuda a conocerme, incluso demasiado.
No consigo la entrada seria y concienzuda.
Me hace sentir libre, a veces.
Es obvio que este blog sigue sin rumbo.
Empiezo a entender el juego, pero lo que más tengo son dudas.
Hay una persona que lee y no comenta (venga, inventate un nombre y habla)

Voy a seguir un poco, a ver si le saco más jugo.