viernes, 31 de diciembre de 2010

miércoles, 29 de diciembre de 2010

cumple el calendario

De los días que nos vienen el que menos me dice, con diferencia, es el último del año. Hubo un tiempo en que Nochevieja traía aires excitantes. Recuerdo que el de mis catorce me pinté por primera vez las uñas con brillo. Me pasé la noche mirándolas. Además de ese detalle adolescente no recuerdo nada especialmente. Después hemos seguido cenando en familia intentando aguantar un rato más por los niños, en plan aburrido, casi siempre.

Este año dos de mis tres adolescentes tienen plan. Creo que al mayor vamos a dejarle. Quiero que se dé cuenta de que no es la mejor noche para salir. No se lo va a creer por más que se lo diga. En tu época -la de las túnicas, ya se sabe- era distinto. Ya veremos qué pasa. Habrá que ir a buscarle a la hora que acordemos. Conozco a padres que ponen el despertador para ir a buscar a sus hijos... Si es el primero que tiene que volver, y solo, que alguien me explique cómo hacerlo. ¿Un taxi?.

A mi niña de los ojos de noche le gustaría comprarse un vestido para salir con sus amigas. Un vestido negro y muy corto. Y estrenar sus primeros tacones. No quiero. Pero urge que se cruce algún apuesto príncipe que la saque de sus ensoñaciones macarras. Será otro día.

Nuestra pequeña enanita no entiende por qué todos se marchan, ella quiere estar con los primos y los abuelos. Tomar las uvas y cantar con Justin Bieber.

Nosotros nos estamos poniendo viejos como la noche. Prefiero el amanecer del día uno y esperar a que vengan los Reyes y seguir mirando el Belén .  Comer de restos y tomar champán de la botella que abrimos.

No acostumbro a llorar por lo que acaba. Se ha ido un año y está bien lo que fuera. Empieza otro, difícil de escribir sin números, dosmilonce. Será bueno. Dentro de poco hará un año que escribo mensajes en una botella. Habrá cosas nuevas. A las viejas que se empeñen en quedarse ya haremos algo para darles la vuelta. Incluso algunas puede que se salven de tanta novedad como se nos viene. Año nuevo, vida nueva, ¿te acuerdas?.



martes, 28 de diciembre de 2010

no es fácil decirlo

... no sé cómo hacerlo. Hace tiempo quería contaros una cosa pero no encontraba el momento. Me pasa a menudo; lo aplazo, lo aplazo y de repente se me hace tarde. No importa. Váis a perdonarme.

Ha llegado un momento en que ya no sé cómo sostener una mentira tan gorda. A medida en que íbamos avanzando en las entradas se iba viendo más claro. He dado mil rodeos con tal de evitar el espinoso tema. Pensaba que la distancia en la red y mi anonimato harían más fácil el secreto. Lo de los besos fue una maniobra disuasoria.

Sé que alguno no entenderá el engaño y me juzgará duramente. Pero no puedo más. Desde que empezó el adviento no paro de darle vueltas a la idea de soltarlo y quedarme por fin tranquila. Os pido perdón porque la verdad es que os tengo cariño. Pero así no puedo seguir.

Me está costando mucho, ya veis.
En realidad, es fácil.
Puedo hacerlo.
Mi nombre...
Yo...
Mi nombre ...
En realidad... no me llamo lolo.

domingo, 26 de diciembre de 2010

hoy es un día de esos

Cuando empecé a comentar en los blogs me sorprendió la cantidad de muestras de afecto que se prodigaban. Al principio pensé que todos se conocían. Luego caí en la cuenta de que los saludos, abrazos y besos se emplean como muestra de educación, cercanía y cariño. 

Me cuesta aún entender cómo un abrazo pueda traspasar con calorcito esta pantalla fría y transparente. Aún no entiendo cómo puedo abrazar o besar a alguien a quien no conozco. Y no conozco porque quiero preservar mi intimidad por motivos que no vienen al caso... no, no vienen.

A estas alturas, después de  más de dos años... o así,  de visitar a diario unos cuantos blogs,  he caído en una extraña trampa que yo misma he tendido. Seguir fiel a lo que me lleva a no abusar de besos y abrazos cuando, al mismo tiempo y algunos días, me parecéis absolutamente besables, achuchables, comestibles y adorables... Hoy es un día de esos.

Ya sé que es una tontería esto que cuento. Nadie se arma tanto lío con una cosa así. Pero como llevo tiempo pensándolo lo escribo. Hoy he decidido dejarme de principios e ir directamente al fin. 



Ah, se me olvidaba, un beso.

lunes, 20 de diciembre de 2010

no tengo palabras adultas



Llevo rato pensando en escribir una entrada bien bonita por Navidad. Venga a darle vueltas al cómo y al qué. Al final me he dado cuenta de que no puedo hacerlo como quisiera. Sólo puedo callarme y hacerme pequeña. No encuentro palabras adultas para deciros que espero, sigo esperando la noche. Para deciros que pretendo que me coja la mano para no soltarla ya nunca. Y eso no lo puedo contar en el blog. Por eso me callo. Pero quiero deciros, por si no lo habéis notado, que sois importantes para mí. Os deseo una Feliz Navidad.


Supongo que saldrá publicidad pero, vamos a ser buenos, felicidades a los de la marca... tal.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Navidad desde Cuba







Quiero compartir con vosotros este correo. Ya véis que no hay nada imposible. Espero que os guste y que os haga bien.


Navidad 2010-2011

Querida  lolo y familia:

Confiando y deseando que estéis bien, no quiero que pasen estas fechas sin enviaros mi felicitación de Navidad.

Para los que tenemos fe, llega uno de los tiempos más hermosos de todo el año. Es tiempo de familia, de recuerdos infantiles, de ilusiones renovadas, de generosidad y regalos, pero sobre todo de quedarse uno admirado al pensar que Dios se quiso hacer hombre, como nosotros, solamente porque nos ama.

Con lo que nos cuesta a nosotros hacernos durante unos segundos como el que está a nuestro lado, por amor, para hacerlo feliz.

Este año, a mí, me está tocando encarnarme en esta tierra cubana al lado de unas personas, que hace unos meses ni conocía y que ahora gozo y disfruto con ellos no sólo en los acontecimientos más externos y sencillos, sino en los más profundos.

Aquí, durante muchos años no se vivían estas fiestas, estaban prohibidas, y ahora que vuelven a empezar a recuperarse poco a poco, hay que trabajar para que no se conviertan en la superficialidad y consumismo desenfrenado en el que hemos caído en nuestra cultura, y podamos vivirla en el sentido más cristiano.
Estar lejos de vosotros no implica que me sienta lejos de vosotros. Os tengo y os tendré muy presente en estos días navideños. Le pido al Niño Dios que os cuide individualmente y como familia. Le pido sabiduría para que acertéis en vuestras decisiones; le pido ilusión para que sigáis luchando en el día a día; le pido fortaleza para que superéis las dificultades que la vida trae; pero sobre todo le pido que os inunde vuestros corazones de paz y felicidad.


Dejadme que os regale, en estas navidades, tres pensamientos que son importantes para mí, pues son como querer imitar a Jesús a pesar de mis limitaciones.


1) Os quiero, no por lo que sois, sino por quién soy yo cuando estoy con vosotros. (Amor)


2) Os considero importantes en mi vida, no porque me hayáis tocado, sino porque me habéis tocado el corazón. (Fe)


3) Gracias por no llorar cuando algo vivido se terminó, sino que seguimos sonriendo por lo que sucedió. (Esperanza)


Que el Niño Dios habite en vuestros corazones y en vuestro hogar. Os deseo unas felices fiestas en familia y un año 2011 dichoso y feliz. Que siempre encontréis fuerzas para superar las dificultades. Os quiero. Un abrazote


Javier

lunes, 13 de diciembre de 2010

voy a poner un belén




Ya estamos. Todos los años me empeño en no preparar nada hasta que la Navidad está cerca. Primero espero a que empiece el Adviento. Luego espero a que llegue la Inmaculada. Luego... me espero tanto, que cuando me pongo con papel a hacer listas... no llego.

Lo quiera o no, hay que lanzarse al barullo. A las colas para encargar ingredientes, a los numeritos giratorios, a los juguetes agotados, a los amigos invisibles, las cenas prenavideñas, los teatros varios... Ya salí el otro día y volví a casa un poco triste, hay quien encarga los regalos de los Reyes con los niños. Y otras cosas que no me gustaron nada, pero nada.

Da igual, todos llegamos tarde.  Los de las colas, los niños que no tendrán sorpresa, los juguetes agotados, los piñones, la abuelita que no encontraba quien le leyera la carta de su nieto, los mega guays de los cascos supersónicos, las señoras del mercado con sus delantales blancos ... Voy a poner un belén con sus caras, sus ilusiones y las mías. Con nuestras penas, que se parecen tanto. 

A ver qué pasa. 


viernes, 10 de diciembre de 2010

navidad en cuba


Javier; es casi seguro que este año no nos vamos a poder felicitar. Es posible que estés tomando mojitos, como nos dijiste. También sé que estarás calmando dolor y acompañando alegrías. Te echamos de menos, pero es de justicia que estés con los que más sufren. Los elegidos. Lo que tú querías. Es verdad que tus palabras nos alentaban y animaban a seguir. Ahora lo hace tu silencio impuesto y tu recuerdo.

No quiero ni pensar la que vas a armar esta Navidad; no tendrás ningún cuidado, como si lo viera. Disfruta mucho. Nosotros, los viernes a última hora, estamos en tu lista y tú, en la nuestra. No te olvides.

Feliz Navidad, Javier. Y gracias.

jueves, 9 de diciembre de 2010

alguna lágrima

Han sido unos días tranquilos. Hemos dormido. Cogimos ramas en el campo, también la flor de Pascua. Hemos visto pelis, cocinado, deshecho cajas aún. Hemos cepillado los peluches. Hemos bañado a los muñecos de antes, hemos lavado su ropa, pequeña. Alguna lágrima. Eramos tan pequeños, todos.

Las cosas no están siendo fáciles. Estoy cansada. No sé cómo decirlo.

Es una canción preciosa para esperar, en lo hondo, la esperanza.

jueves, 2 de diciembre de 2010

marcianismo


Sunsi propone que hablemos de marcianos. Los que venís a los verbos ya sabéis que yo creo. Como el método científico os dió risa,  hoy lo intentaré de nuevo.

Pon que vamos a hablar de geles. De geles de los de ducharse. Lo normal es usarlos. Y si a alguien, por una rareza de estas, de las de otro mundo, se le ocurre usar una pastilla de jabón... ya tenemos un marciano. Habrá quien use la pastilla para llevar la contraria y habrá quien lo haga porque quiere y le gusta. Pues no. Marcianos.

La gente juega a la loteria. Esto es lo normal. Lo hace todo el mundo. Si alguien dice en estas fechas que no compra... otro marciano. Habrá quien haya perdido la fe en que le toque, y habrá quien no quiera ni le guste hacerlo. Pues tampoco. Más marcianos.

Y más. El ochenta y muchísimos niños de catorce años tiene móvil. Cuando no lo siguiente, llámese ipod, blackberry o lo que sea que le siga. Como aparezca en un colegio un niño de quince sin teléfono... no es que sea marciano, es lo más marginao  y pelao que existe. A nuestros efectos, marciano.

Ahora piensa en la cantidad de peculiaridades que tú o tu familia tiene. Es una verdadera pena que no nos demos cuenta de que lo mejor que podemos ser es marcianos. Que no hayamos caído en la cuenta de que si algo nos diferencia a unos de otros es que no somos iguales. Parece de pequeños,  pero no. Todos somos diferentes, eso es lo mejor que puede pasarnos. Al fin y al cabo, a nadie le gusta ser masa. Pero a esto hay que darle dos vueltas y correr a contarlo a quien se quiere.







PS;  la autora del título es ella, la lingüista.
Más PS;  creo que queda claro que he puesto tres ejemplos tontos. Sesudos también hay, pero no me salen.

Otrosi PS; He puesto una cosita nueva en el post anterior.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

el tiempo


Como cuando no se sabe de qué hablar, hoy vamos a hablar del tiempo. Lo primero que tengo que decir es que no me gusta hablar del tiempo. Y menos aún que se exagere hablando del tiempo. Con esto ya lo he dicho todo, pero voy a hacerlo un poco más largo.

Uno de diciembre. Nieve y frío. Lo que toca. Pues no, el frío ya no es frío, es ola de frío polar. Que los niños de algún pueblo en Castilla no puedan ir al colegio es lo que esos niños están deseando. Y lo que pasa todos los años. Si le damos mucha, mucha cuerda y queremos llenar minutos del telediario, hay que proveerse de secuencias desoladoras y testimonios de gente que no recuerda algo así en muchísimos años. A veces no es fácil y un abuelito dice que falta poco para el invierno.

Y esas imágenes, por Dios, que van detrás de la gente mayor para ver si se resbalan por la calle... no me parece bien. Y algún exagerao, que del norte no será, seguro, con unas bufandas que les tapan los ojos... que se han pasado la mañana rodando, a mí que no me digan.

Lo que me gusta es que el tiempo no hace caso y viene como siempre, más o menos. A mí me parece bien que haga frío en invierno y calor en verano. Y me choca mucho que la gente se esté quejando todo el rato. Si es para hablar en el ascensor lo entiendo. Y entiendo que quien vive del campo, o su trabajo depende de las estaciones, escuche el tiempo con toda la concentración que su caso requiere. Pero que ya la cosa sea en plan dramático y que nos saquen mapas desde hoy hasta dentro de cinco días... pues mira, no. No me gusta. Porque están dando pie a que la gente normal se obsesione con que hace frío y no piense en el clásico partido.

Bastante PS; Hoy lo dice Forges. Pero claro, él es un genio. No me resisto a colgarlo, creo que nos lee, je.


domingo, 28 de noviembre de 2010

hoy enciendo una luz

Ahora si que sí.
Me gusta esperar.
                                                                    

sábado, 27 de noviembre de 2010

carta abierta




Propone mater que hablemos de modelos sociales. Le haré caso, aunque nada sé del tema. Mi teoría es que, después de unas cuantas teorías desechadas, creo fundamentalmente en lo que me dice la experiencia. Aunque estoy abierta a otras ideas, siempre que sean personales y no de cortapega.

Creo que uno de los modelos de los que más abusa nuestra sociedad es el de la persona que triunfa. Que triunfa por méritos dudosos o ciertos, pero triunfa, en cualquier caso. De esta manera quedan atrás, en la cuneta de los pringaos, una gran mayoría, para mí gente normal, que mira hacia arriba con la boca abierta, entre envidiosa y amargada. Más altos, más guapos, más listos, más rápidos, más ricos, más... más. El ser menos está muy mal visto. Pero de tal manera está incardinada esta idea hoy en día, que no hay forma (fácil) de que alguien, sobre todo joven, crea en... iba a decir las Bienaventuranzas.

Otra referencia es la de la independencia. Nadie admite depender de nada, menos de nadie. Al menos para mí, un hombre se dignifica al reconocer su dependencia. Sin entrar en teologías, nada somos sin los que nos rodean, empezando por la familia y siguiendo por amigos, entorno y, en círculos cada vez mayores, todo lo que nos rodea. Desde esa posición es desde donde podemos empezar a entender algo. Vamos, que yo no soy el ombligo del mundo.

Y por último, lo fácil. Aquí lo que mola es lo fácil, sea abrir una lata, aprender un idioma, ligar con un chico, limpiar los muebles, hacer la comida, educar a los hijos, curar un dolor de cabeza, comprar un vestido, o siete, aprender un idioma, o jugar a tenis. Todo tiene que ser fácil y rápido. Eso dicen. Menuda engañifa. El tiempo se ha convertido en lujo y en caso de tenerlo hay que llenarlo para huir de uno mismo.

Estos rasgos y más, de los que si quieres seguimos hablando, conviven con otros realmente buenos. Llevo ya años decidida a no lamentarme, porque sé que lo que hace feliz al hombre tiene que estar ajustado a su naturaleza. No creo que seamos capaces de apoyar nuestra sociedad en valores falsos. Llámame ingenua. Pero reconozco que la fuerza que hago para creer en esto hace que las "aguas subterráneas" de la rabia se me cuelen por las rendijas.

Ha sido un placer charlar contigo, Mariapi.

PS: Imagen ilustrativa aplicable... Sunsi. Vuelvo con más tiempo y hablamos.


jueves, 25 de noviembre de 2010

gafas


Me quedó pendiente un retal cuando te conté lo de las sores en suecia. No voy a enlazarme porque una gran autora como yo no se autocita. Intentaré explicar lo de aquellas gafas y me gustaría que las vieras. 

Vayamos a sor Paula, aquel día. Primero visualiza la imagen de la hermana, su hábito y su toca, blanca como una paloma cuando se encontraba con el nacimiento del pelo. Y ahora imagina unas gafas tirando a cuadradas, con cierta tendencia a lo alto, sólo un poco. Bien. En la parte que roza con las cejas se dibujan otras cejas de pasta negra. Que sujetan las patillas por medio de un tornillo no grande, ni pequeño, sino lo bastante como para verlo a cierta distancia. Luego, y hacia abajo, buscando la forma cuadrada que digo, dos pantallas no grandes, ni pequeñas, sino lo suficiente para cubrir los párpados, ojos y ojeras. Son de un metal, ni acero ni oro, sino del color de unos ojos en un tarro de miel que se han desgastado de tanto mirar con dulzura, con fuerza, con dudas, y se han vuelto líquidos al calor del tiempo. Los cristales limpios, muy limpios. Y ella, sor Paula, no detrás ni delante, sino dentro.

¿Las ves? Pues así eran. O así me parecieron. No tan imposibles.

lunes, 22 de noviembre de 2010

un respiro



Esta tarde estaba pensando que en los blog no solemos hablar mucho de las cosas que nos preocupan. Al menos yo no lo hago. Y si lo estaba pensando es porque hay cosas que me preocupan. Aunque no tengo ganas de contarlas. Bastante centrifugado tienen en mi cabeza.

Dicen que los blog son una terapia. Para mí, la terapia consiste en contar cosas que me gustan, en buscar y tratar de encontrar lo bueno, lo que me parece bonito de lo que veo o pienso. Por eso me resulta curativo. Disfruto escribiendo y sacándole punta a lo que me pasa. Me gusta jugar con las palabras. Me gusta inventarme historias y que alguien las entienda. No son historias de ficción, no son cuentos ni relatos, es obvio del todo. Son historias que se me ocurren. Como la de los botones del costurero, que siguió después del post hasta nadie imagina dónde.

Aunque hay días, como hoy, en que sería fácil soltar aquí  ese "reguero de cabos sueltos", que dice Drexler. Otra vez será. Ahora voy a buscar una foto chula. Y por éstas me evito dieciséis o veinticinco vueltas y rotondas. Mañana será otro día. Y con esto y un bizcocho, hasta  otro día... morocho, abrocho, pinocho.  Hoy no sé programarlo a las ocho.


PS uno; "jardinero de mis dilemas", es precioso, no?
PS dos; sigo sin encontrar ventanita sin publi, ay.
PS tres; ah, pues sí que supe programar a las ocho.

jueves, 18 de noviembre de 2010

hilos y botones



Hoy me he dedicado a ordenar el costurero. No vaya nadie a creerse que soy una manitas, nada de eso. Es un costurero normal, de una casa cualquiera. Ha sido todo un recorrido por la historia de mi vida... de casada. Antes había hecho pinitos en el cole, con poca fortuna y peores resultados.

Luego hubo una época en que sí, le di alguna vuelta al tema de los hilos. Se me ocurrían cosas, aunque  no sabía hacerlas. Como aquellos vestidos de colibrí, ¿te acuerdas?. Y muchas tonterías con cintas de colores, qué bien lo pasaba. Aprendí nido de abeja para hacerle un traje a mi primera sobrina. El corazón es el que manda en los dedos, por brutos que sean. O será al revés, aún no lo entiendo.



Primero he ordenado los hilos rosa, había muchos, no todos los rosas son iguales. Algunos usados, otros apenas, para aquel vestidito. Iba a buscarlos con la muestra, era un gusto probarlo en casa y ver que coincidían. Azul claro menos, los chicos simplifican al principio. Dos amarillos, algún verde agua, aquella boda, los zapatos, era momento de cintas y me empeñé en ponerles una. Naranjas, recuerdo exactamente adónde fueron. Y rojos, los que están entre las costuras de todos estos años, que son muchas. En batallón, más tarde, los marrones, beig y grises. Y el azul marino, qué raro, sólo uno. Los de algodón  buenos y los del chino. Los de zurcir y los hilos de madeja. O las prisas, me llevo dos y ya lo probaré en casa. O el desinterés, lo pongo blanco y ya lo cambiaré otro día. Bueno, blancos había muchos.

Pero lo que más me ha gustado ha sido ordenar los botones,  cómo es posible que haya reunido tantos.  Daban ganas de ir a repasar la ropa, si no fuera porque sé que nos abrochamos todos los días. Sólo blancos, sin contarlos, más de cien; de nácar, de pasta, redondos o cuadrados y de otras formas. Y los chiquititos de colores... el de rayas del camisón de M., los rojos de los vestidos de las niñas, los de los vaqueros más tarde. ¿Y dorados?  Los tengo en una caja aparte pero no entiendo de dónde han salido. Se llevaban antes, pero ¿tanto?.

He dejado a mano  los hilos básicos y las agujas medianas. El dedal, el huevo para zurcir  y las tijeras. Botones blancos de dos tamaños y dos o cuatro agujeros. Lo demás, tal vez, más adelante... me da por hacer faldones deconstruidos o lo heredan mis hijas. La vida es tan sorprendente... como esos botones dorados, ¿de dónde habrán salido?.

martes, 16 de noviembre de 2010

un rábano me importa


Hace un par de semanas descubrí una verdulería cerca de mi barrio. Parecerá una tontería pero es todo un hito que cambia mi vida, en serio. Soy bastante feliz si encuentro fruta y verdura que me gusten.

Ya he ido varias veces. Según a qué hora llegue aparece el marido de Marina, que llega de la huerta.  Traigo alcachofas, dice. Y en lugar de ponerte las de la tienda, se va al camión y te pone las nuevas. No quiero ni contar cómo son las mandarinas, por ejemplo. Y las patatas, nada que ver con esas mallitas que nos dan por buenas. O las judías, que ahora pueden ser de tres formas.

No es que me deje deslumbrar fácilmente, mis recorridos por los mundos de la verdura han sido muchos y variados. Pero ahora el gran mercado me resulta inaccesible... y me falla la compañía. Así que hasta que volvamos a nuestras excursiones de los martes, estoy tan contenta con este hallazgo.

De los tomates hablaré otro día; son la piedra de toque de cualquier verdulero que se precie. Hoy he comprado rabanitos, que me recuerdan a mi madre. Los servía con la ensalada y una vinagreta.

domingo, 14 de noviembre de 2010

sábado, 13 de noviembre de 2010

escalera de color



Algún día, por la noche, he pensado en poner encima de la mesa mis cartas. Hay quien dice quién es, su nombre, dónde vive, algo de su historia, no sé...

Me gusta tener secretos y para guardarlos creo que soy buena también. Pero hay noches en que me entran ganas de abrir la manga y dejarlas caer. Si hoy hablo de esto es sólo porque igual hay quien se ha imaginado que llevo un póker. Y no. No hace falta que diga que soy una persona normal, tirando a normal.

Es verdad que quiero guardar la intimidad de los míos y la mía propia también. Es verdad que hay cosas que quiero guardar. Pero cuando veo que hay quien se da tanto, que regala sus cartas a los demás... me siento un poco rácana con lo mío.

Creo que no me equivoco al esconder mi escalera. Porque no es más que eso, una bonita (*1) escalera de color. A lo mejor un día se me caen sin querer las cartas, no sé. Mientras tanto pienso que por la mañana se ven más claras las cosas y que lo que no mola es jugar de farol.

*1. y empinada.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

automotivación

- ¿Sabes cuánto he aguantado sin pestañear?
- Con quién.
- Yo sola.
- En clase de qué.
- De lengua...
- Pero bueno...
- Así estaba más atenta.
- Cuánto.
- A ver.
- Cinco minutos.
- Más.
- ¿Diez?
- Más.
- Por favor, hija... dieciséis.
- Más.
- Diecinueve.
- Más.
- Veintidós.
- Uf, menos.
- Veinte.
- Sí.

martes, 9 de noviembre de 2010

tornado




lunes, 8 de noviembre de 2010

menos y más


Desde hace algún tiempo, bastante, me ronda una idea de la que fui fan. Pero han llegado unas taladradoras al piso de arriba y no sé si lo voy a poder contar.

La idea es que crecemos, que hay que crecer sin parar. Como tantas teorías esta también se me va. La  realidad me dice que no sirve; lo que hago no es crecer. Me voy desprendiendo, no sumo para ser más. Resto y me quedo en menos. Menos en general;  ideas, certezas, apegos, expectativas... Menos en muchas cosas. No quiero ser más. Ni mejor siquiera, no.  Así pero menos; soltando, sin riendas, esto no lo dirijo yo.

No quiero crecer, sino abandonarme. Quiero confiar, no crecer. Que el final me pille como al principio. Pero lo de crecer, a mi edad, no.

Los taladradores del silencio se callan. Menos ruido, mejor.

viernes, 5 de noviembre de 2010

ohhhh...

No he sabido colgar este juego en el post... pero me ha gustado y lo quería poner. Es de niños, ya, yaaaa, infantil, sí, lo sé.  Me han contado que una niña casi se duerme con él. ¿Te vas a quedar sin intentar que suene bien?   http://www.poissonrouge.com/frerejacques/

miércoles, 3 de noviembre de 2010

bonita no, por favor



Cuando eran pequeños hablaban como el Gordo y el Flaco. Pero un extraño mecanismo ha hecho que languidezcan ante el blanco y negro.    

¿Pero hablan?, ¿es de tu época?, ¿es bonita?. Bonita no, por favor. ¿Es de amor?, ¿pero amor moderno?, ¿es buena?. No mamá, por favor. ¿Es de miedo? De suspense. Nooo.

Una jovencita enamorada del antipatiquísimo Maxi. El castillo de Manderley y el ama de llaves. La tremenda historia de Rebeca, mala, malísima. Y ella, la sin nombre, colada hasta los huesos,  perdonando lo imperdonable. El mago Hitchcock jugando con las sombras, las escenas de absoluta tensión, el agobio de esa chiquilla encerrada en los recuerdos de la señora de Winter. Nudo. El naufragio, el juicio y desenlace. Tan redonda. Mejor cada vez que la veo. Pues no;  bah, bueno... Vaya, que no.

Ellos aún no lo saben, pero Stan y Oli, y Rebeca, les están haciendo un favor. Al menos eso creo yo.

sábado, 30 de octubre de 2010

jueves, 28 de octubre de 2010

pero están en éste



Tras nuestro paso por suecia, hemos entrado en una fase de otros  montajes necesarios. Muchas han sido las visitas a superficies. Grandes. La preferida, al final,  es una que queda cerca. De un mago, creo.

Este mundo del tornillo me es del todo desconocido. Ponte a mirarlos, por curiosidad, sólo por eso. Al principio piensas: estos lo que quieren es llenar metros. Pero no, son todos distintos. Es el mundo del milímetro. Así son las diferencias; un poquito más grande la cabeza, un poco más corto el cuello, que si para un destornillador u otro... ni siquiera conozco el lenguaje, pero seguro que tienen nombre y referencias, muchas referencias. Y cómo se para la gente a observarlos, más que si fueran tomates.

No es el único pasillo, claro. Hay montones y montones. Si buscas un tope para sujetar una barra que lleva en la punta un goma pero que sea cuadrada y apoye a presión en un azulejo, por ejemplo, se lo dices a una chica de verde y te lleva hasta otro. Claro que allí te abandona, igual que el día  del soporte de aluminio de setenta y cinco, a techo. O cuando, en una arrebato de osadía, me  puse a medir por mi cuenta la goma de la mampara de la ducha, a lo ancho. 

Los pasillos del fondo son para principiantes  porque tienen cosas enteras, que se comprende para qué sirven. Mangueras, aspersores, maceteros. Hasta esos rollitos para que suban las enredaderas. Se comprenden.

Lo gracioso es que me estoy aficionando y hasta me paro por gusto en lo de los tornillos. Puede que acabe por entusiasmarme. No quiero pensar si lo entendiera. De momento me parecen preciosos. Hay otros mundos, pero están en éste. Empezaré por lo pequeño, muy pequeño, milimétrico, un tornillo.

PS: Decir a Tomae que no sé si sabe que los ganchitos para colgar tazas los hacen también con adhesivo.

martes, 26 de octubre de 2010

lunes, 25 de octubre de 2010

no puede ser

Antes de que las cosas se pongan más feas y porque ya veo síntomas que me irritan, voy a soltarlo aquí y ya lo habré dicho.

El súper, no puede ser que esté lleno de polvorones. No puede ser; hoy es 24 de octubre, aún no ha llegado Todos los Santos... qué digo, de los disfraces de susto o muerte y la chuchería ésa. No puede ser que haya turrones. Mi hermana M. me ha dicho que en el hiper donde compra ya están puestas las luces. Claro, si en el súper hay langostinos congelados en el hiper bombillas, qué menos.

Y las colonias, ya sé que todo son lugares comunes, no importa. Yo veo anuncios de colonia todo el rato. Y esperate, que en nada está aquí el de las almendras y el calvo y las burbujas, por favor, esperate. Seré yo,  que aún tengo morenas las piernas, que no llevo calcetines. Pero no puede ser, que así no hay manera, que esto quita la afición... tanto la lata, tanto tiempo, no puede ser, hombre.

Y lo que te rondaré, morena. Me encanta el Adviento y la Navidad en Navidad. Pero no puede ser.


viernes, 22 de octubre de 2010

sores en suecia




Allá van sor Ignacia y sor Paula después de laudes. Seguro que han cumplido con sus tareas de la mañana. No sé si les habrán dado desayuno especial sus hermanas. Una es la prefecta, la que lleva el carro, sor Ignacia. Sor Paula es dipuesta y rápida. Allá van entre los pasillos repletos, sin titubeo.  Negros e impecables sus hábitos, su toca, la enorme cruz a la cintura.

No comentan, miden. Doce estantes uno por diez, siete de treinta. Lo cargan y empujan a cuatro manos. Paran también en la zona de cocinas. Ollas de las grandes, sartenes, ganchos y escurridores, basureros. Vuelven a cargar y desaparecen.

Al rato las vuelvo a ver con otro carro vacío. Lista en mano y gesto concentrado y atento. Ahora va sor Paula empujando. Sor Ignacia marcha algunos pasos atrás. Curiosa se detiene para mirar artilugios. Se miran y sonríen. Esas gafas son imposibles fuera de un convento.

A la salida me las encuentro, su gran furgoneta aparcada cerca. Han conseguido que un hombre amarillo las ayude. Deben ser las seis de la tarde, llegan a vísperas. Me las imagino cantando de vuelta a casa. Me imagino la llegada, revolotean las mariposas blancas para ayudarlas.

Me han alegrado el día. Me encantaría verlas montando las piezas suecas, con tornillo y todo. Que no me digan a mí que las monjas no están en el mundo. Lo de las gafas es otra historia que merece ser contada.

martes, 19 de octubre de 2010

elogio del aburrimiento


El capitalismo prohíbe básicamente dos cosas. Una es el regalo. La otra el aburrimiento.

Cuenta Sor Juana Inés de la Cruz, la gran poetisa, monja mexicana del siglo XVII, que en una ocasión la abadesa del convento de los Jerónimos, a cuya regla estaba sometida, le prohibió leer y escribir y la mandó castigada a la cocina. Allí entre los fogones Juana Inés estudiaba y escribía con la mente; es decir, pensaba. Del huevo y de la manteca, del membrillo y del azúcar, mientras cortaba y amasaba y freía, sacaba una consideración, una reflexión, un hilo interminable de conjeturas, y esto hasta el punto de llegar a afirmar con desafiante ironía en su conocida carta a sor Filotea: “Si Aristóteles hubiera cocinado, habría pensado más y mejor”. Si a Juana Inés, en lugar de a la cocina, la hubiesen mandado a Disneylandia, donde se hubiese aburrido menos, quizás habría dejado de leer, estudiar y pensar sin ninguna prohibición.

Hay dos formas de impedir pensar a un ser humano: una obligarle a trabajar sin descanso; la otra, obligarle a divertirse sin interrupción. Hace falta estar muy aburrido, es verdad, para ponerse a leer; hace falta estar aburridísimo para ponerse a pensar. ¿Será bueno? ¿Será malo? El aburrimiento es la experiencia del tiempo desnudo, de la duración pastosa en la que se nos enredan las patas, del líquido viscoso en el que flotan los árboles, las casas, la mesa, nuestra silla, nuestra taza de leche. Todos los padres conocemos la angustia de un niño aburrido; todos los que fuimos niños -antes, al menos, de los videojuegos y la televisión- sabemos de la angustia de un niño aburrido pataleando en el ámbar espeso de una tarde que no acaba de morir. No hay nada más trágico que este descubrimiento del tiempo puro, pero quizás tampoco nada más formativo.

Uno no olvida jamás los lugares donde se ha aburrido, impresos en la memoria -con grietas y matices- como en el diario de campo de un naturalista. Uno no olvida jamás el ritmo de las cosas, la finitud de los cuerpos, la consistencia real de los cristales, si alguna vez se ha aburrido. “Amo de mi ser las horas oscuras”, decía Rainer María Rilke, porque las oscuras son no sólo la medida de las claras sino la pauta narrativa de unas y de otras. El aburrimiento, sí, es el espinazo de los cuentos, el aura de los descubrimientos, el gancho de toda atención, hacia fuera y hacia dentro.


Tras este ejercicio de cortapegar a mi antojo, confieso que me hubiera gustado escribirlo a mí. Pero la fuente de donde he bebido es otra, más alternativa: Santiago Alba Rico, al que no tengo el gusto de conocer pero a quien casi casi suscribo una vez terminado el destrozo. Queda así inaugurada una nueva etiqueta subversiva.

lunes, 18 de octubre de 2010

distraída

Hoy hay que escribir en el blog, me he dicho. Porque si no se queda el video colgando y aunque me gusta, no es plan de que aburra al personal, tantos días...

Escribiré sobre los lunes, me he dicho. Queria alabar su monotonía, pero me salía muy aburrido. Escribiré sobre el fin de semana. Uy no, que no quiero que sepan que me salió mal el pollo el sábado, y todo por hacer caso a los vecinos.

No he ido a la peluquería, ni al mercado, ni al médico, no tengo anécdotas que contaros. El catarro no se me va y creo que tengo los mocos en la cabeza, sigo sin encontrar los pañuelos de batista.

Creo que escribiré sobre esto mismo, que es una forma muy literaria y recurrente... Y me saldrá chungo el post, pero así me daré cuenta de que no pasa nada. Eso me hará bien. Y mientras escribo cantaré por lo bajini la de Serrat... y no se me ocurre nada.

Y pondré una canción que hoy me diga que también tú, que me lees, me haces bien.




PS: Tengo que apuntarme en algún sitio que urge cambiar de cuadrito.

sábado, 16 de octubre de 2010

miércoles, 13 de octubre de 2010

lo cuento... después de publicidad.




El 15 de Julio de 1892, John Kleenex tuvo que reconocer a su empleado que su error sería un éxito. Tras derramar un frasco de tinta en medio de una acalorada discusión y comprobar que el papel que habían fabricado por equivocación empapaba el líquido... de nuevo la casualidad daba paso al invento.

Hoy quería hablaros de otra cosa y además no suelo hacer publicidad... pero esta historia me ha gustado. Y sí, tengo pañuelitos de batista y fundas monísimas para guardar los de papel. Pero no estoy para lindezas.

sábado, 9 de octubre de 2010

del rosa al amarillo (post blandito)


Mira, ahora mismo acabo de acordarme de tus uñas cuando eras pequeña. Acabo de acordarme de cómo las miraba con detenimiento para aprenderlas. Las de las manos, tan chiquitinas y formadas, tan perfectas. Y las de los pies, esas sí que eran mis preferidas. Había veces en que intentando recordarlas, me levantaba para volver a verlas. Y siempre me llevaba una sorpresa; anda, la del pie derecho en el dedo pequeño... no me había fijado en que era tan sumamente diminuta.

Ayer fuiste con tus amigas al cine. Dios mío, ¿cómo sóis capaces de pagar para ver esa birria?. Y al salir, como os quedaba un rato, entrasteis en una perfumería. Con los frascos de muestra os pintásteis las uñas de colores: verde, azul, fucsia, negro y amarillo. Viniste muy contenta porque la tarde había sido divertida. Guapa, más que guapa.

Ahora estás estudiando y me da por llorar un poco porque te estás haciendo mayor y no quieres que te borre los colores de las manos. Juegas a ser diferente... y en el fondo lo comprendo. Pero el lunes, como muy tarde, quiero volver a ver el rosa pálido en tus deditos. Cariño,  pero si eres muy pequeña...



jueves, 7 de octubre de 2010

matrimonio y pasta de dientes




No sé si has visto ese anuncio en el que el novio, muy solícito, pone en el cuarto de baño la misma pasta de dientes que ella usaba cuando vivía en casa de sus padres. Es una monada de chico, la verdad. Pero el matrimonio es otra cosa.

Cuando uno se casa hay un montón de cosas por descubrir: si nos gusta el agua natural o fría, si pondremos poco o mucho pan en la mesa, qué haremos cuando el otro duerma la siesta, a qué altura colgaremos los cuadros, cómo nos repartiremos el periódico los sábados, si haremos el café más o menos cargado, si pelaremos los tomates para la ensalada, cómo doblaremos los calcetines, qué cajones ocupará cada uno, qué pantalones plancharemos con raya, dónde compraremos la fruta y qué haremos si conseguimos ahorrar...

Mientras descubrimos todo esto puede pasar un año. Como es el principio y la ilusión mucha, no es tan difícil como parece. Pero tampoco es fácil. Lo que creo es que el primer año de matrimonio no es, ni mucho menos, el mejor de la vida de casados. Aunque esto casi nadie lo dice. Cuanto más tiempo pasa, cuantas más dificultades vamos superando, más valor tiene seguir juntos. Más vamos descubriendo.

Y se me ocurre deciros ¿por qué no probar juntos una nueva marca de pasta de dientes? Es mi deseo para vosotros. Que seáis muy felices.

miércoles, 6 de octubre de 2010

solo chino


El curso pasado tuve una granja que me lo hizo pasar muy bien. Toda la familia opinaba sobre mi modo de organizar, explotar, sembrar, cosechar, disponer ... Nadie entendía porqué quería hacerlo todo a mano, ni porqué no me importaba la producción si la encontraba agradable, ordenada, algo decadente. No cedía a ninguna oferta que supusiera  un solo gramo de cursilería americana, ni a los animalitos imposibles, ni a las decoraciones redundantes. No fue fácil; nadaba contra todas las corrientes.  La verdad es que luego  me llamaron de dirección maravillados por mi farm, y me ofrecieron el oro y el moro para ceder los derechos... pero no, no caí. Como ellos tienen la sartén por el mango me la clausuraron disimuladamente.

Ahora he decidido jugar sola una temporada. Tantos vecinos tenía en la granja que me cansé de dar explicaciones y abrir los regalos que me mandaban a diario; que si un cerdo, que si una valla, que si una cría de pavo... uff, otro caballo. Mejor en solitario. Y me he inclinado por lo chino. Me relaja. Nadie opina y los retos me los pongo yo.

Pues sí, tengo tiempo. Si queréis podéis intentarlo aquí, para empezar. Es fácil, lo dejas cuando quieres y no engancha... bueno, eso creo. Y luego lo de las neuronas, que hay que cuidarlas.

lunes, 4 de octubre de 2010

ja, ja?

Se han reído de mí en la mesa cuando, reconociendo mi ignorancia, he confesado que he cambiado de opinión: es posible que no estemos solos. Y no solo eso; es posible que ellos, los otros, estén tratando de ponerse en contacto. Yo no lo veré, -les he dicho como en otras ocasiones en las que hago predicciones- pero vosotros sí. Y les he contado lo del planeta Gliese581g

Lo tremendo del asunto es que empiezo a sospechar que tienen mucha más lógica otras teorías que mi cerrazón, mantenida durante años. Entre los libros que estoy desembalando ha salido uno que habla de la armonía de los planetas.  Es el libro de las coincidencias... mira que llevamos siglos y no hay manera.


Al final concluyo que el hombre, hasta el más sabio, se queda boquiabierto ante un Universo que nunca podremos  abarcar, y que más vale esperar lo más que lo menos. Es una conclusión muy obvia, lo sé. Pero es que yo también estoy muy lenta. Aunque eso no importa, porque todo pasa tan despacio...

sábado, 2 de octubre de 2010

miércoles, 29 de septiembre de 2010

nana para blogueros


Hace poco hablaba con un amigo sobre internet. Me contó que cuando era pequeño pensaba a veces cómo podía Dios saberlo todo sobre nosotros. Sobre cada uno. Cuando empezó a utilizar la red, se dió cuenta de que si con este medio podía llegar a saberse tanto y a tener tal cantidad de información... cómo no iba Dios a conocernos más que nosotros mismos. El llegó a esta conclusión que no deja de tener su miga.

A mí me vino después a la cabeza otro pan. Si Dios puede crear una mirada que habla de ternura, cómo no va a poder amar al mundo entero. Si puede sostenernos un segundo más con vida, de qué no será capaz el Señor del tiempo.

Una piensa estas tonterías y se va a dormir tranquila.

martes, 28 de septiembre de 2010

las cosas

Llamaremos aquí cosas a todo lo que nos rodea y no echaríamos nunca de menos. Las cosas son esos miles de bártulos ambulantes que ocupan espacio en nuestra casa, en nuestra vida. Son esos titos que acumulamos con los años y nos duele tirar porque son recuerdo de un momento, regalo de alguien, compra sin sentido o solución de emergencia que fue resuelta más tarde. Son, en fin,  los jarrones azul turquesa guardados en la misma caja hace siete años.

Son cosas también  las gorras de propaganda, las camisetas conmemorativas, las felicitaciones de Navidad de antes de este siglo, las cartulinas dobladas de cuando iban a primaria, las medias de rayas de la abeja Maya, los ceniceros rotos y pegados, las llaves de hace cuatro bombillos, el rallador oxidado, los pinchitos morunos, los marcos sin cristal, las toneladas de piedras recogidas en la playa en los 90's, las cajas de cassete vacías, las perchas rotas que enganchan lo que les cuelgues, las cajitas de acuarelas gastadas, la plancha de repuesto que no funciona, la varilla del antiguo minipimer. Y son cosas los bolsos que ya nunca me pongo, los por si acaso, los vestidos de cuando éramos novios... son cosas.

¿Para qué quiero yo las monturas de tooooodas las gafas que hemos llevado en esta casa?, ¿y sus fundas?. ¿Para qué los móviles y cargadores desde que nos dejamos seducir por el invento?.

Sí, ya he organizado una tómbola con un millón de cositas de estas. En buen estado, claro. Y funcionó a las mil maravillas, que lo digan los que estaban. Aún así. Menos. Tiene que haber menos. Este post podría ser mucho más corto. No subo foto.

Quiero convertirme al más radical minimalismo. Creo que no voy a poner ni los libros en la estantería. En el espacio que hay, que haya espacio. La era de las cosas acaba. Bienvenida la era de... aquí no entra ni una sola bolsa más. Excepción hecha de lo de comer, claro.

P.S: Dice mi asesor metabloguero que de los zapatos mejor hablo otro día.

domingo, 26 de septiembre de 2010

son como son


Hoy he ido a unas bodas de plata. Por la parte de allí. Por un lado mi ciudadana menor no ha entendido porqué la novia no iba de blanco y con velo. Y por otro yo no he entendido porqué ya no puedo andar con un tacón de cinco centímetros ni  doce metros. El caso es no entender.

Tampoco entiendo porqué las fiestas familiares no pueden durar menos de nueve horas, ni porqué  mi casa, aun llena de cajas, me parece tan maravillosa cuando vuelvo de estas sesiones maratonianas. El caso es discrepar.

Sigue haciendo calor y no entiendo porqué la gente, esa desconocida a la que creí acercarme, va con gabardina por la calle. Y con medias. No pienso ponerme los calcetines. Por lo menos hasta que los encuentre. El caso es llevar la contraria.

He comprendido, sin embargo, que cuando escribo en el blog intento ser buena. Y no. Hay que contar las cosas como son. Me lo ha dicho mi asesor metabloguero.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

septiembre, este año


Cada curso, en septiembre, empieza el año. Septiembre es el mes para organizarse, para poner patas a los proyectos que imaginamos con los ojos cerrados al sol. Es mi mes preferido.

Este año no he forrado libros ni he revisado libretas. Ayer pasé por una papelería y compré unos bolis para mis hijos. Iba de paso.

Este año es diferente a los otros. Vivo entre cajas y tengo un agujero en el corazón. Estoy de paso como septiembre que ya se marcha, como el otoño que viene a vernos. El corazón se queda, cada año un año más. La vida irá viniendo.

Lo primero que ha venido, en otro orden de cosas, es que ya no sé subir imágenes al blog. No sé si es cosa de la propiedad intelectual o de mi cerebrito aún dormido... en fin.

jueves, 9 de septiembre de 2010

la gente

Este verano he mirado a la gente. La gente es el conjunto de personas a las que no comprendo. Personas que no se dejan mirar tampoco de cerca, de las que no puedo sino imaginar su vida.

Semivestidos, semidesnudos, paseando, comprando, sudando, bañándose, corriendo, bebiendo, riendo, de vacaciones. No sé si descansando. No  he podido dejar de mirarlos. 
Gente que destila serenidad y sosiego. Gente con cestos ordenados; la crema, el peine, el libro en el punto más interesante. También cierta distancia. Y gente con bolsas de plástico de las que salen  bocadillos, gorras y el Marca. Tal vez una cerveza caliente.

Este verano los hospitales también estaban llenos. Llenos de gente con la televisión encendida, o hablando en el pasillo por teléfono. Mucha gente sufriendo, esperando y sufriendo. Comiendo cualquier cosa, a cualquier hora. Asustados, con miedo. Aliviados al recibir el alta. Mucha, muchísima gente.

He sacado dos conclusiones. Una, que es necesario, y urgente, que nuestros espacios familiares, pequeños, se llenen de toda la ternura posible. De cosas que nos hagan sentir más personas. Otra, que todos somos gente.

miércoles, 21 de julio de 2010

sin prisa


Ahora que tengo otra ventana veo a los musulmanes ir a por agua de noche, con sus enormes garrafas de plástico. De día se reúnen en las esquinas, siempre en las esquinas. De día no salen ellas, salvo cuando el sol afloja y llevan a los niños al parque. Algunas bajan a la playa cuando oscurece, completamente vestidas. Las nacionales se empeñan en tomar el sol con el pecho desnudo, completamente expuestas.

Los eslavos tampoco veranean, aprovechan la temporada de turistas para trabajar por horas. Y vende fruta Mari y el del estanco no para de sellar boletos de lotería. La fuente de la plaza se desconecta a las doce y diez,  mañana hay verbena y han recortado los árboles. En el ambulatorio trabajan dos médicos de refuerzo y por la tarde pasan camiones de arena para llevarla a otra playa que se queda vacía. El super está lleno todo el día pero, mirando mirando, he descubierto el momento para comprar  sin colas.

Todo está  bien,  ya casi no me acuerdo de cuando escribía en este blog absurdo que no quiero abandonar del todo. Mi verano hortera marcha viento en popa, a media vela, tan despacio como un caracol. Como una caracola, como las conchas de mar que os mando, porque de vosotros sí que me acuerdo.

miércoles, 23 de junio de 2010

tiempo


Lo he pasado muy bien este tiempo de blog. Imaginando, jugando, recordando, sonriendo, celebrando... Han pasado días en blanco y otros en los que se me hacía tarde y hubiera seguido... y seguido. Lluvias y sequías. Han pasado muchos colores; grises, azules, naranjas y rojos. La ilusión de volver al post y leer los comentarios. Para mí, que siempre he escrito para alguien, hubiera sido otra cosa sin vosotros. Quiero daros las gracias, con mayúsculas. Sigo sin saber si hay más gente que lee, no sé instalar un contador todavía, creo que no quiero saberlo. Así hay misterio y esa pizca de curiosidad que mantiene más vivas las cosas.

Me voy a la playa dentro de unos días, creo que volveré en septiembre, vacaciones eternas... Según como sea mi verano, igual hasta me conecto y mando señales. Os echaré de menos. Que vuestro verano sea feliz,  aunque sea duro. Y por favor... démonos tiempo.


martes, 22 de junio de 2010

eras tan poquita cosa



Porque tu alegría  y  tus cosechas de calabazas van juntas,  porque vas a suspender un capazo y me va a costar ponerme seria, porque me da la risa cuando tengo que reñirte, porque cuando te portas mal es cuando más te quiero. Porque ni un día me olvido de aquellos ojitos negros, el primer día. Porque no me vas a oír, buena eres, pero me tienes loca.

domingo, 20 de junio de 2010

niños

jueves, 17 de junio de 2010

agua de beber



A ritmo animado pero lento, bossa nova.
Los libros en cajas y la memoria... a saber.
Queda menos, mucho menos, está pasando.
Cada estrofa a su tiempo, cada verano a su manera.
Va llegando el agua de beber.

martes, 15 de junio de 2010

lunes, 14 de junio de 2010

catorce de junio




a tientas, con paciencia... seguimos buscando




P. S. "El deseo muere automáticamente cuando se logra; fenece al satisfacerse. El amor, en cambio, es un eterno deseo insatisfecho." Ortega y Gasset
                              

domingo, 13 de junio de 2010

festival de tatuajes



He escuchado en la radio que hay una feria de tatuajes, con la presencia de "la mejor tatuadora del mundo". Suena a circo, ya lo sé, pero tiene canal propio en televisión y estará en un centro comercial todo el fin de semana .

A ver cómo lo cuento, no sé nada de tatuajes. Mi particular enciclopedia me dice que se remontan al neolítico. Creo que está muy al día la Wiki,  no lo dudo, no lo dudo. Pero yo me acuerdo de piratas,  marineros, presidiarios... no importa. Hombres fuertes y aguerridos que querían dejar en su cuerpo una huella para siempre.

Hoy seguro que veo alguno, ha subido como la espuma esta moda. Mires donde mires: brazos, piernas, cuellos, tobillos, torsos, manos, pies... no sigo. En color y en blanco y negro. Diseños imposibles. También he leído que los tatoos identifican. Una necesidad tribal y antiquísima, esa sí.

Lo que creo es que quien se tatúa busca sin saberlo algo que dure, que dure para siempre. Y aunque no me gusten  lo comprendo; es tanta hartura la que tenemos de cosas que no permanecen...

viernes, 11 de junio de 2010

una cenita al aire

 
Ayer salí a cenar con dos amigas. Vida propia que tiene una, me encantan las incongruencias. Después de cambiar cinco veces la fecha y la hora,  anoche, a las nueve, nos fuimos a cenar a una terraza. Saqué muchas conclusiones, pero seré buena y haré un resumen.

Cuánta gente hay por la calle a esas horas, un jueves, junio... no lo entiendo. Muchas de vida propia como nosotras pero como más acostumbradas, qué cosas.
Qué bien estamos las tres y cómo nos conservamos desde la última vez que nos vimos a solas... hace algo menos de un año. En serio, estábamos hasta monas, también nos gusta arreglarnos para las amigas.
Qué maravilla que ninguna esté a dieta y disfrutáramos tanto de la cena y encendiéramos tantas veces las velitas que se apagaban por el viento. Y que dos copas de vino nos hicieran reír tanto.
Cuán ágil una conversación solo chicas, imposible decir de qué hablamos, fue un repaso vital, con todo...

... de la casa, de libros, de los hijos, de los coles, de la Uni , de trabajo, del pasado, del futuro, de pestañas, de uñas, de los padres, los hermanos, los amigos, de los hijos, de libros,  de cursillos, de internet, de sofás, de campamentos de los hijos, de suspensos, de aprobados, de los hijos, un poco de los maridos, de colores, de libros, de los coles... Bueno eso, de todo.
Qué comedidas en la crítica pese a todo lo que sabemos, porque somos comedidas. Con todo lo que sabemos... sabemos de todo.

Y en fin, cuánta vida propia, que va a resultar que me gusta. A la próxima quieren venir los maridos... ya veremos si vamos a un sitio de velitas, porque no se veia lo que comíamos.

jueves, 10 de junio de 2010

sin palabras















Cada día es más fácil colgar un post. Lo que tengo en la cabeza no son palabras. Solo un deseo. Paso de intentar otra cosa. Perdón y gracias.


Postnota; creo que intentaré ver esta película.

miércoles, 9 de junio de 2010

la pelotita


Si algún sonido doméstico está poco estudiado por ingenieros y  partidarios de la descontaminación acústica es el de la pelotita.

En mis años universitarios estudiaba pared con pared al cuarto de mi hermano, el pequeño. Muchos días esperaba a la noche para conseguir el silencio necesario y atornillar los larguísimos manuales a mi distraída cabeza. R. tenía instalada una canasta de baloncesto y más que su pericia (menos ruidosa), recuerdo los golpecitos incesantes y su constancia, pimpim pom pim pimpompom...

Creí haber olvidado el pim pim pompim durante algún tiempo, pero he aquí que ha vuelto el soniquete a pertubar nuestro sosiego y se ha convertido de nuevo en la banda sonora de junio. Otra vez junio. Pimpim pom pim pimpom pom pim pam; horas y horas de pim pompom pim. Horas y horas. Por qué. Cuál es el equivalente de una pelota para una niña. No lo hay, no.
Un año creí haber descubierto el remedio prohibiendo -sí, prohíbo- las pelotas ruidosas dentro de casa. Recuerdo que compré una blandita que sonaba de un modo puf pif pifpif puf paf paf pif, algo menos incómodo. Pero era demasiado intrigante su contenido y acabó descosida en un arrebato destripador.

Ahora, como las de fútbol y baloncesto duermen fuera, ha nacido una estrella: la de tenis. Aunque pequeña, su pim pim pim pimpim pim es rapidísimo... y desquiciante. Lo equipararía al de un frontón pequeño, nada de hierba ni tierra.

Quisiera saber cuántos junios nos quedan con este suplicio. Pero no quiero sugerencias,  pelotitas las hay y muchas; cualquier ruido repetido incesantemente es terrible cuando hay que concentrarse. En fin.